miércoles, 5 de octubre de 2022

Un histórico cuadro aragonés a orillas del Mediterráneo

 

         En uno de los edificios que integran el complejo hotelero Estival Park de La Pineda (Vila-Seca), se encuentra este lienzo que llamó la atención de Enrique Lacleta y nos trajo varias imágenes del mismo que nos ha servido para conocer la actual ubicación de una obra del pintor aragonés Victoriano Balasanz, que había sido estudiada por destacados historiadores del Arte.


         Victoriano Balasanz Sánchez había nacido en Castiliscar en 1854. Era hijo de un carabinero natural de Zaragoza, D. José Balasanz, que se había casado con Dª. Luisa Sánchez, de Undués de Lerda. Quedó huérfano cuando tenía 14 años y tuvo que abandonar su propósito inicial de cursar la carrera de Medicina, para matricularse en la Escuela de Bellas Artes. A pesar de su brillante expediente académico no consiguió que le concedieran una pensión para ampliar estudios, ni por parte del Ayuntamiento ni de la Diputación de Zaragoza.

Contrajo matrimonio en la capital aragonesa y en ella desarrolló buena parte de su carrera artística, enmarcada en esa corriente de pintura histórica, tan en boga entonces. Al no alcanzar el reconocimiento al que se creía con derecho, en 1913 (cuando estaba a punto de cumplir los 60 años) decidió marchar al otro lado del Atlántico, acompañando a su hijo que era un joven cirujano (casado y con una hija) que quería intentar alcanzar en aquellas lejanas tierras una posición que en Zaragoza le estaba vedada, en gran medida por su compromiso con la causa republicana, al igual que se padre.

Victoriano Balasanz no pudo llevar consigo a su mujer y a sus hijas, por sus escasos recursos económicos, hasta el punto de que su pasaje le fue sufragado por el Dr. D. Pedro Ramón y Cajal, para el que, en compensación, pintó varios cuadros en América.

El cuadro que ha dado objeto a este comentario llevaba por título “El general Palafox revistando los puntos de defensa después del combate”. Es de grandes dimensiones 318 x 483 centímetros y fue pintado para la Exposición Aragonesa de 1885, donde tuvo cierto éxito, aunque la crítica apuntó algunas deficiencias.

Sorprendentemente, lo llevó consigo en el viaje a América, para retocarlo y lo trajo de vuelta su hijo cuando falleció en Montevideo en 1929, ese pintor aragonés, republicano y masón.


         Antes de salir de España había regalado al Ayuntamiento de Zaragoza la obra “Lanuza en el cadalso”, que también había presentado en la citada exposición, objeto de algunas negativos comentarios por parte de algunos críticos, que lo consideraban de mucha menor calidad que el de Palafox, señalando defectos como el de ese fraile arrodillado que parece formar parte del poyo donde iba a ser decapitado el Justicia, o la teatral actitud del propio Lanuza que parece el “Caballero de la mano en el pecho” de El Greco.


         Al mismo tiempo ofreció a la corporación municipal este retrato de Costa, con una carta al Sr. Alcalde (lo era entonces D. César Ballarín) proponiendo su adquisición para lograr “los medios que hoy no poseo para trasladarme a la República Argentina, en espera de mejor fortuna”. En la misiva sugería el precio de 3.000 pesetas para la obra. Le fue aceptada la propuesta, quizás facilitada por el hecho de que su hijo era concejal desde enero de 1912, como sugirió el Prof. D. Manuel García Guatas en un artículo publicado en la revista Seminario de Arte Aragonés, del que procede todos estos datos.


         En cuanto al cuadro de Palafox, como hemos dicho lo trajo a Zaragoza su hijo y lo depositó en el Museo de Bellas Artes, donde fue restaurado pues, no sería extraño que, en tan largo viaje, hubiera sufrido algún desperfecto.

         Como indicaba el Prof. García Guatas fue adquirido por D. Arturo Guillén en la década de los años 40, por unas 20.000 pesetas. Estuvo en la escalera de su casa y, en 1989, fue mostrado en la exposición “Libertad e Independencia. Aragón en la pintura de la Historia”. Hasta aquí lo publicado y conocido.

         Posteriormente, debió ser adquirido por D. Jaime Ferrer Clapes, destacado empresario turístico y coleccionista que, en 1989, había inaugurado el primer edificio del complejo de La Pineda que fue ampliando más tarde y en donde ahora hemos tenido conocimiento de que allí se encuentra este lienzo de temática histórica aragonesa, con Palafox visitando a las víctimas del duro encuentro mantenido junto a la “Cruz del Coso”.



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