sábado, 12 de noviembre de 2022

Borja en las cantigas de Alfonso X el Sabio

 

          Fue en enero de 2012, al calor de las hogueras encendidas con motivo de las fiestas de San Antón y San Sebastián, cuando D. Juan María de Ojeda nos recordaba, con la erudición que le caracteriza, la primera vez en que aparece el nombre de nuestra ciudad en un texto literario: Nada menos que en una de las Cantigas a Nuestra Señora que se atribuyen a Alfonso X el Sabio. El dato que había pasado desapercibido incluso para un ilustre profesor que trató el tema de “Borja en la Literatura”, lo dimos a conocer entonces en este blog, pero más de diez años después bueno es recordarlo.


            Las Cantigas son un conjunto de unas 420 composiciones dedicadas a la Virgen, escritas en galaico-portugués, con la finalidad de ser cantadas. Aunque la participación del monarca castellano en su redacción no ofrece duda, no en todas intervino de una manera directa.


            Compuestas a mediados del siglo XIII, constituyen una obra excepcional, tanto desde el punto de vista literario como musical. Por otra parte, los códices en los que se han conservado reúnen también ilustraciones miniadas de singular interés.

            La mayor parte de las Cantigas relatan una serie de milagros realizados por intercesión de la Virgen María. Entre ellas se encuentra la Cantiga 167 que se inicia con el verso “Quem quer que na Virgen confía” y que suele ser conocida como la de la “mora de Borja”.

            Porque, efectivamente, narra la historia de una mujer musulmana de Borja que tenía un hijo, “al que criaba muy dichoso” pero que murió, a consecuencia de una grave enfermedad.



            La mujer, al ver que las cristianas acudían en peregrinación al santuario de Nuestra Señora de Salas, en Huesca, siempre que necesitaban pedir un favor, decidió ir en peregrinación, llevando el cuerpo de su hijo muerto.

            Sus compañeras intentaron disuadirle, haciéndole ver que era musulmana, pero ella no cejó en su empeño e, incluso, llevó un exvoto de cera, como era costumbre.

            Llegada al Santuario, pasó la noche en oración e, inesperadamente, el niño recobró la vida, a pesar de que llevaba tres días muerto. Ante tan espectacular prodigio la mora borjana decidió bautizarse y siempre se distinguió por su gran amor a la Virgen ya que, como señala el estribillo de la cantiga, “quienquier que en la Virgen fía y le ruega con vehemencia, Ella ha de valerle, aunque sea de otra creencia”.


         La imagen de la Virgen de Salas se venera actualmente en dicho santuario, junto con la de la Virgen de la Huerta, en un mismo camarín (algo poco frecuente). La de Salas es la de la izquierda y a la derecha (recubierta de plata) se encuentra la de la Huerta.

            La cantiga que estamos recordando no es la única dedicada a la Virgen de Salas, pues aparece en otras dieciséis, siendo la advocación mariana que más veces se menciona en esa obra.


            En la actualidad existen varios discos que recogen muchas, entre ellas la de la “mora de Borja”, de la que ofrecemos en este enlace la versión de Eduardo Paniagua con Samira Kadiri y César Carazo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario