miércoles, 2 de febrero de 2022

El interés de los grafitos

 

         De igual manera que lamentamos la desaparición de los grafitos existentes en el interior de la ermita de Ntra. Sra. de la Torre, nos vimos sorprendidos por la fotografía que nos trajeron quienes ascendieron hasta el castillo de la Raya de uno que encontraron en sus muros.



         En una de las piedras de sus muros aparece escrito, bajo una cruz, lo siguiente: “Cap. Piloto García Pardo. 28-3-1939”, un modesto recuerdo del pasado que para muchos no significará nada.


         Sin embargo, constituye una referencia precisa del lugar en el que encontró la muerte el Capitán D. Miguel García Pardo de Prado, cuando la Guerra Civil estaba a punto de finalizar. Poco después del trágico accidente que ocasionó su fallecimiento fue recompensado con la Medalla Militar, la más alta condecoración tras la Laureada de San Fernando.

         En la Orden de 5 de mayo de 1939, por el que se le concede, se detallan los méritos contraídos en campaña, destacando que el 18 de julio de 1936, siendo teniente, abandonó el aeropuerto del Prat, con su aparato (iba acompañado por el capitán Luis Calderón Gaztelu), presentándose en Pamplona. A lo largo de la contienda, formando parte de diversas escuadrillas, entre ellas la de García Morato, efectuó 600 servicios de guerra, con 1.100 horas de vuelo, derribando con seguridad doce aviones enemigos y probablemente otros cinco.

         En la orden se señala que “el 28 de marzo último, al regreso de un servicio sobre el frente de Guadalajara, se estrelló contra el suelo, incendiándose contra el suelo y encontrando gloriosa muerte en el accidente”.

         En un artículo publicado en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica se precisa: “El accidente se produjo al regresar de un servicio de vigilancia en Guadalajara, cuando al intentar aterrizar en el aeródromo de Almaluez su caza CR-32 se estrelló contra el suelo. Este año sería ascendido por méritos de guerra y recibiría la medalla militar individual”.


         Sin embargo, en el blog de Carlos Gil, que hemos encontrado, se ofrece una versión diferente a lo acaecido, basada en testimonios de personas que recordaban el accidente, que no fue el único ese día, hubo otro en el que perdió la vida el teniente D. Rogelio García Juan.



         De entrada, los aparatos que pilotaban no eran cazas CR-32, sino aparatos He-112B y a bordo de los mismos, tres pilotos celebraban ya la inminente entrada en Madrid. Según el blog citado, el capitán García Pardo simulaba un combate contra el avión que pilotaba el teniente Jorge Muntadas Claramunt, cuando entró en barrena estrellándose contra el suelo.

         No obstante, hemos encontrado otra versión en la que se afirma que el capitán estaba efectuando un vuelo rasante, para impresionar a una determinada persona, cuando rozó las almenas del castillo y cayó en término de Monteagudo de las Vicarías, incendiándose el aparato. Quienes se acercaron hasta ese lugar, encontraron el cadáver completamente carbonizado.

         En cualquier caso, todos estos testimonios vienen a modificar la versión oficial del accidente, justificando el que exista ese grafito, precisamente en el castillo.





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