domingo, 13 de febrero de 2022

Revistas recibidas 409

 

         Hemos recibido el nº 19 de Treserols, la revista del Centro de Estudios de Sobrarbe que lleva fecha de noviembre de 2021. En este número se dedican cariñosos recuerdos a la memoria del Dr. D. Antonio Pla y de Dª. Dominica Sanz, así como de D. José Antonio Murillo, este último muy vinculado al Centro de Estudios de Sobrarbe.

         La revista de gran calidad y con magníficas ilustraciones incluye una serie de interesantes artículos. Entre ellos, el de José Solana Dueso está dedicado a la matanza de judíos en Monclús, provocada en 1320 por la llamada “cruzada de los pastorcillos”.

         Cristian Laglera trata sobre el despoblado de Villamana, de cuya interesante iglesia sólo quedan ruinas aunque las pinturas de su ábside fueron trasladadas al Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. Jesús Cardiel estudia la Carlanía de Gistali. “Carlanía”, ahora “Cazanía” es una gran finca que estuvo habitada y que en la actualidad pertenece a Plan.

         Jean Gabriel Cosculluela ofrece el texto de varias de sus canciones y Luis Buisán Villacampa escribe sobre “Reliquia y recuerdos del Quiñón”. Sobre las cofradías de Lamata lo hace Jesús Cardiel y Alberto Gracia trata sobre el aragonés en la Ribera de Fiscal en la década de 1930. Jusep Raül Uson rescata un texto en aragonés, de 1956, que era una invitación a las fiestas de Santa Cruz de Boltaña. Finalmente, Manuel López Dueso ofrece un interesante trabajo sobre los tornos de aceite en Sobrarbe, con amplia información gráfica.


        Nos ha llegado también el nº 22 de El Gastrónomo Zaragozano, en el que se dedica especial atención a los Aceites de Oliva Virgen aragoneses, entre ellos el de la D. O. Sierra del Moncayo.

         Hay una reseña dedicada al nuevo cava Monasterio de Veruela Gran Reserva 2015 y un anuncio a toda página sobre la D. O. Campo de Borja. Nos ha llamado la atención que a las letras “Garnacha” se les ha unido “Sierra del Moncayo”, referencia que nunca nos ha gustado, entre otras cosas porque para nosotros el Moncayo siempre ha sido un monte de la cordillera ibérica y, hasta fechas relativamente recientes, nunca habíamos oído hablar de esa “sierra”.


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