Cuando el pasado diciembre visitamos el palacio de Bulbuente para conocer la réplica del Perseo de Benvenuto Cellini que había realizado el escultor Carlos Arrabal, nos sorprendió constatar que estaba incompleta: le faltaban los “atributos viriles” de aquel modelo que inmortalizó Cellini, del que dijo que era un torpe aprendiz pero, al menos, hermoso.
Ayer, viajó hasta Bulbuente el escultor
para dar remate a su obra, devolviendo la normalidad al “amputado” Perseo.
Fueron horas de minucioso trabajo en el
que, poco a poco, fue volviendo a su lugar lo que habíamos echado en falta, al
mismo tiempo que daba los últimos retoques a la escultura.
Finalmente, Perseo ha recuperado lo que
le faltaba, no tan aparente como en el creado por Cellini, pero muy cercano a
él en cuanto tamaño y orientación.
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