Hace unos días, dimos a conocer las fotografías que nos había remitido D. José María Belsué sobre el tramo de calzada visible en la localidad navarra de Ablitas, muy cerca del cual se encuentra la villa romana de “El Villar”, cuyo perímetro está cercado, por lo que sólo es posible conocerla durante las visitas guiadas que se organizan periódicamente.
En una de ellas ha estado ahora José
María Belsué, recorriendo la zona bajo la dirección del arquitecto municipal D.
Eduardo Asensio y de D. Felipe Martínez, Presidente de la Asociación Patrimonio
de Ablitas que tiene como objetivo conservar el patrimonio histórico e
inmaterial de esta localidad de la ribera de Navarra.
La visita comenzó en ese tramo de
calzada que, como ya comentamos, es la misma que atravesaba el término
municipal de Borja. Allí les explicaron las características constructivas de la
misma, apreciable en la parte que fue limpiada y acondicionada, aunque la longitud
conservada en mayor.
Después se trasladaron a la cercana villa romana donde, desde
2010, se han venido realizando campañas de excavación, que han permitido estudiar
unos 300 metros cuadrados de la parte nobel de la villa que podría tener una superficie
de 4.000 metros cuadrados, siendo la de todo el yacimiento superior a las
cuatro hectáreas.
Fue en 2017 cuando se descubrió en una
de las estancias de la villa un mosaico de 23,5 metros cuadrados que es el
único completo encontrado en Navarra en el último cuarto de siglo.
De planta octogonal, reproduce motivos
geométricos con teselas tricolores, formando círculos secantes y cruces en el
centro. Muchas de estas cruces están formadas por teselas de pirita, lo que le
confería a este suelo un lujoso, aunque falso, aspecto dorado.
El mosaico fue restaurado en 2020 por una
empresa especializada y un presupuesto de 25.000 euros. No se puede ver ahora,
dado que está tapado con un recubrimiento de madera, aunque les fue mostrado a
los visitantes una fotografía del mismo que es la que reproducimos.
Llama la atención la cubierta diáfana que protege el yacimiento. Fue en 2018 cuando fue construida por la Dirección General de Cultura - Institución Príncipe de Viana, para resguardar lo excavado del encharcamiento y la exposición al sol y el viento. Tiene 768 metros cuadrados de superficie y su construcción supuso una inversión de 205.017 euros.
Quizás, una de las cosas que más sorprende
es que tanto el mosaico como el resto de estructuras hayan aparecido en buen
estado de conservación, a pesar de escasa capa de tierra que las recubría. Ello
se debe a que allí había plantada una viña que se cultivaba con arados
tradicionales que no profundizan demasiado.
Como se ha dicho, queda mucho por excavar de esta lujosa villa cubierta con tégulas como la que mostramos y que disponía de comodidades como un sistema de hipocausto o calefacción mediante conductos de aire caliente que mantenían calientes todas las estancias, a partir de una cámara de combustión subterránea, sustentada por pilares de ladrillo, que era alimentada por leña. También han aparecido letrinas y termas, lo que constituye un índice del nivel de vida de sus propietarios.
Es probable que, en un futuro, las
excavaciones que se están realizando en las inmediaciones de la Torre del Pedernal
de Borja dispongan de una cubierta similar y pueda retornar a su primitivo
emplazamiento el mosaico hallado allí que tanta alteración ha provocado en el
Museo Arqueológico, modificando sin nuestro conocimiento el programa
museográfico que el Centro de Estudios Borjanos (propietario o depositario de todas
las piezas que allí se exhiben) había diseñado.
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