Ayer, estaba anunciada la “Ofrenda de Flores y Frutos a la Patrona de la ciudad Nuestra Señora de la Peana”, con asistencia de la “Corporación Municipal bajo mazas, Autoridades, la Comparsa de Gigantes y la Agrupación Musical Borjana”.
Conviene recordar, en primer lugar, que
el primer domingo de mayo, cuando se celebra la fiesta de nuestra Patrona,
tiene lugar la “auténtica” Ofrenda de Flores. Lo que ayer tuvo lugar, tiene su
origen en la Eucaristía que el Sindicato de Riegos celebraba todos los años, en
torno al 21 de septiembre, como acción de gracias a la Virgen por el feliz término
de la primera cosecha y antes de iniciar la vendimia. Ahora, al Sindicato ni se
le menciona, ni vimos participar a ninguno de sus miembros. La soledad en la
que se encontraba sumida la plaza cuando hicieron su irrupción los gigantes ya
hacía presagiar la irrelevancia de los que íbamos a presenciar.
Tras los Gigantes y Cabezudos que
abrían la marcha, acompañados por la Agrupación Musical Borjana, marchaban los
participantes en la ofrenda, reducida a los ramos de las hermandades de Barcelona
y Zaragoza, junto con un aguerrido joven que portaba los frutos que le había
preparado su suegro.
Venía a continuación la corporación municipal,
con los maceros presentando el mismo aspecto que ya hemos criticado otras veces;
el más joven de los ediles portando el pendón de la ciudad con esa peculiar
forma que se ha impuesto últimamente y, acompañando al Sr. Alcalde D. Eduardo
Arilla Pablo, una sola “autoridad”, el omnipresente Diputado de Distrito D.
Pedro Feliciano Tabuenca López, al que vimos más joven que nunca y dispuesto a seguir
cumpliendo su importante cometido durante varias legislaturas más.
Dentro del templo, el panorama era un
tanto desolador con poco más de medio centenar de personas (43 hemos contado en
la fotografía, aunque había algunas otras fuera de foco). Sin embargo, un
número algo mayor del que se registra en las celebraciones dominicales.
Aún tuvimos ocasión de presenciar un
espectáculo poco habitual. Quizás por haber llegado antes de la hora fijada
para el inicio de la celebración eucarística o por razones que ignoramos, la
corporación municipal y los oferentes, tuvieron que esperar cerca de diez
interminables minutos para acceder al interior del templo. Ello nos permitió
contemplar el contenido de la canastilla de frutos, muy surtida pero sin
guindillas.
Por fin, la reducida comitiva se puso
en marcha para ocupar los lugares correspondientes y dar comienzo a la Santa
Misa.
Mientras, en el pórtico de la colegiata,
pudimos fotografías a los gigantes y a los miembros de la agrupación de voluntarios
que se encargan de portarlos, cuyo número casi igualaba al de los fieles del
interior.
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