Hacía tres años que Bulbuente no se reencontraba con su leyenda de “La Mora Encantada” pero, tras el paréntesis impuesto por la pandemia, el pasado sábado volvió a representarse y allí estuvo Enrique Lacleta para captar las imágenes que nos ha traído.
De nuevo, fueron protagonistas de la obra
los jóvenes María Domínguez Clavería, en el papel de Aisha, y David Lacleta
Laínez, en el de D. Alonso, a los que hemos visto, como es lógico, mucho más
maduros comparando esta imagen de 2019 con la anterior de este año.
Como es sabido, la representación
relata, en varios cuadros, la historia de la joven Aisha, hija del señor
musulmán de Bulbuente, ciegamente enamorada del joven caballero cristiano D.
Alonso, a pesar de que el padre le ha preparado un matrimonio de conveniencia
con otro poderoso señor de la zona.
Cuando Aisha huye en busca de su amor, el
padre ordena buscarla a uno de sus más fieles hombres que se enfrenta a D.
Alonso quien, tras una dura pelea, le da muerte ante el horror de la joven que
le profesaba especial cariño.
La tragedia
culmina cuando el padre, enormemente contrariado se niega a otorgar el perdón a
su hija y, por el contrario, invoca a la divinidad para convertirla en piedra,
en esa piedra que dio origen a la leyenda.
Lógicamente, el joven Alonso queda completamente
desolado y se plantea seriamente entrar en un monasterio, aunque al final opta
por estudiar Historia que viene a ser lo mismo, en cuanto a pobreza y ascetismo.
Una vez más, un inoportuno velo ocultó
la escena más intensa de la representación, aquella en la que Aisha y Alonso se
funden en apasionado abrazo, algo parecido a lo que ocurría en los cines
parroquiales o colegiales cuando los protagonistas de la película daban rienda
suelta a sus efusiones amatorias; la mano del responsable de velar por la moral
de los asistentes tapaba el objetivo entre los silbidos de quienes se veían
privados de ocasión de pecado.
A pesar de ello, las personas que
presenciaron la recreación aplaudieron a todos los intérpretes y al equipo
técnico al final de la misma. Lo que ignoraban era la profesionalidad de David que, para dar vida al personaje de D. Alonso, tuvo que sobreponerse a la grave afectación de faringe y laringe que venía sufriendo desde hace una semana. Su tío aún tuvo la oportunidad de fotografiarle y a todo el elenco, a las puertas del castillo que, en el pasado,
acogió al señor de Bulbuente.
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