martes, 13 de septiembre de 2022

Bulbuente revivió la leyenda de la Mora Encantada

 

         Hacía tres años que Bulbuente no se reencontraba con su leyenda de “La Mora Encantada” pero, tras el paréntesis impuesto por la pandemia, el pasado sábado volvió a representarse y allí estuvo Enrique Lacleta para captar las imágenes que nos ha traído.


         De nuevo, fueron protagonistas de la obra los jóvenes María Domínguez Clavería, en el papel de Aisha, y David Lacleta Laínez, en el de D. Alonso, a los que hemos visto, como es lógico, mucho más maduros comparando esta imagen de 2019 con la anterior de este año.



         Como es sabido, la representación relata, en varios cuadros, la historia de la joven Aisha, hija del señor musulmán de Bulbuente, ciegamente enamorada del joven caballero cristiano D. Alonso, a pesar de que el padre le ha preparado un matrimonio de conveniencia con otro poderoso señor de la zona.





         Cuando Aisha huye en busca de su amor, el padre ordena buscarla a uno de sus más fieles hombres que se enfrenta a D. Alonso quien, tras una dura pelea, le da muerte ante el horror de la joven que le profesaba especial cariño.



       La tragedia culmina cuando el padre, enormemente contrariado se niega a otorgar el perdón a su hija y, por el contrario, invoca a la divinidad para convertirla en piedra, en esa piedra que dio origen a la leyenda.

         Lógicamente, el joven Alonso queda completamente desolado y se plantea seriamente entrar en un monasterio, aunque al final opta por estudiar Historia que viene a ser lo mismo, en cuanto a pobreza y ascetismo.


         Una vez más, un inoportuno velo ocultó la escena más intensa de la representación, aquella en la que Aisha y Alonso se funden en apasionado abrazo, algo parecido a lo que ocurría en los cines parroquiales o colegiales cuando los protagonistas de la película daban rienda suelta a sus efusiones amatorias; la mano del responsable de velar por la moral de los asistentes tapaba el objetivo entre los silbidos de quienes se veían privados de ocasión de pecado.





         A pesar de ello, las personas que presenciaron la recreación aplaudieron a todos los intérpretes y al equipo técnico al final de la misma. Lo que ignoraban era la profesionalidad de David que, para dar vida al personaje de D. Alonso, tuvo que sobreponerse a la grave afectación de faringe y laringe que venía sufriendo desde hace una semana. Su tío aún tuvo la oportunidad de fotografiarle y a todo el elenco, a las puertas del castillo que, en el pasado, acogió al señor de Bulbuente.








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