martes, 27 de septiembre de 2022

Recordando a un gran ventrílocuo borjano

 

         El pasado día 24, Heraldo de Aragón recordó en su sección “Hace 100 años” la publicación de una entrevista con el ventrílocuo borjano Francisco Castillo, “Caballero Castillo”, a través de la cual tuvimos conocimiento de la existencia de este artista de nuestra ciudad que había pasado desapercibido aquí.


         Reprodujimos en nuestro blog, el 10 de julio de 2019, esa entrevista que había sido publicada con ocasión de la Feria de Borja de 1922 y que firmaba “El fantasma del Huecha”, seudónimo muy de la época que ocultaba la identidad del gacetillero que es posible fuera D. Emilio Alfaro Lapuerta. Lo que sí aparecía clara era la identidad del fotógrafo que realizó la imagen que ilustraba la entrevista, al que el “fantasma” se refiere como “el insigne Méndez”, aludiendo a D. Manuel Méndez León, entonces residente en nuestra ciudad, donde ejerció como fotógrafo.


         Tras conocer su existencia, pudimos saber que se trataba de Francisco Castillo Blasco, hijo de D. Juan Castillo y Juliana Blasco, que había sido bautizado en Santa María el 26 de abril de 1876.

         Salió de Borja a los 16 años para trabajar como acróbata en una compañía barcelonesa de circo, con la que estuvo en América, seis años en los Estados Unidos y cuatro en Sudamérica. Allí aprendió el inglés y el portugués, hasta que, cansado del trabajo mecánico de un acróbata, decidió iniciarse como ventrílocuo, logrando triunfar con los muñecos que él mismo fabricaba, adoptando el nombre artístico de “Caballero Castillo”.

 

         Las actuaciones de Castillo eran celebradas por su excelente presentación en la que tomaban parte su “compañía” de autómatas, compuesta por 25 muñecos mecánicos, entre ellos los populares Pinocho y Matías, aunque seguía incorporando otros que, como hemos dicho, eran de fabricación propia. Así, en 1928, el diario canario Las Noticias daba cuenta del debut de un nuevo personaje: Pipo Musical, preguntándose si era hombre o muñeco, debido a su gran realismo. Lo cierto es que triunfó en España y en América, donde sus giras y actuaciones fueron constantes, siendo acogido con entusiasmo en los mejores teatros de cada país.

 

         Nuestro artículo en el blog tuvo reflejo inmediato en Heraldo de Aragón en donde, poco después, Antón Castro publicó un extenso reportaje que tituló: “El ventrílocuo Castillo, de Borja: de la gloria al más cruel olvido”. Era cierto, pues su recuerdo se había olvidado en la ciudad que le vio nacer. Lo rescatamos entonces y volvemos a hacerlos ahora, porque se lo mereció por su Arte y por las numerosas pruebas de amor que dio hacia Borja.



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