El gran belén monumental del Auditorio de Santo Domingo de Borja sorprende a los visitantes, tanto por sus dimensiones, como por sus características, las cuales hay que inscribir dentro de esa corriente que tiende a recrear espacios urbanos y monumentos conocidos para la mayor parte de los espectadores, adaptándolos a la tradición belenística. Sin embargo, ello no constituye una novedad, pues basta contemplar conocidos belenes napolitanos para comprobar que, en ellos, las escenas del Nacimiento también se enmarcaban en escenarios contemporáneos.
El belén, situado sobre una plataforma de más de cien metros
cuadrados, puede ser recorrido perimetralmente. Frente a la entrada, se ha
dispuesto este año la reproducción de todo el conjunto de edificios contiguos
al arco de la Carrera, una de las antiguas puertas de nuestra ciudad. A los ya
existentes, ha venido a sumarse este año la maqueta del convento de la Concepción,
en la que incluso pueden verse a las religiosas cultivando la huerta.
Formando un conjunto de lo que podría
ser la zona monumental del belén, se encuentran, a la derecha, el palacio de
los marqueses de González de Castejón, ahora en curso de restauración, y la
iglesia de San Bartolomé, con la antigua torre desaparecida y los danzantes en
primer término.
A la izquierda podemos ver, entre otras
cosas la maqueta del palacio de Bulbuente y la de la Casa de Aguilar que, como
las anteriores, son obra de D. Ángel Sánchez Serrate, que viene dedicando mucho
tiempo a este tipo de obras, alguna de las cuales se expone en otros lugares,
como el Matadero de Magallón.
Continuando el recorrido, podemos ver
otros monumentos, a la sombra del castillo que domina todo el conjunto, con la decoración
que se instaló en él con ocasión de la pasada recreación histórica y que fue
retirada no hace mucho, cuando sus colores habían perdido su viveza, como consecuencia
del sol y otros agentes atmosféricos.
Para algunos quizás pasará desapercibido
el que, bajo la ermita del Calvario, puede verse una ladera arrasada por el
fuego, en recuerdo del terrible incendio que este año destruyó los bosques de
la Muela.
Viene a continuación la ermita del
Sepulcro, junto al río y lago que no puede faltar en cualquier belén que se
precie, con el agua circulando.
Ya, en la parte posterior, se ha
situado el castillo de Herodes y, recorriendo el lateral derecho, se puede ver
la ermita de San Jorge que, próximamente, va a ser restaurada.
Allí también se encuentra lo que
constituye el centro y fundamento de todo belén: el Nacimiento que, en esta ocasión,
ofrece una curiosa particularidad. El Niño no está en la cuna, pues ha
comenzado a llorar y la Virgen lo ha tomado en sus brazos para mecerlo, por lo
que esta figura está dotada de movimiento.
Este belén que forma parte de la Ruta
del Belén de Aragón, al margen de lo que hemos comentado, ofrece numerosos
detalles de la vida cotidiana, dotados de un realismo y una minuciosidad
sorprendentes. Por ello, merece la pena dedicarles otro artículo, como vamos a
hacer, mientras invitamos encarecidamente a, quienes desde Borja u otras partes
nos leen, visitarlo pues van a disfrutar sin duda.
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