viernes, 22 de marzo de 2024

Libros recibidos 708

 

         Con el número 101 de la colección “Fuentes Históricas Aragonesas” nos ha llegado la obra El manuscrito 290 del Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza, en dos tomos, con un total de cerca de 1.000 páginas. Un trabajo ingente del que autora Amparo París Marqués.

         La autora, que es Diplomada en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Zaragoza, cuenta con una dilatada trayectoria como investigadora independiente y una buena parte de sus trabajos han sido publicados por la Institución “Fernando el Católico”.

         La presente obra, precedida por un estudio introductorio, aborda la transcripción de un documento, encuadernado en pergamino que, procedente del Archivo de la Diputación del Reino, se conserva en la Diputación Provincial de Zaragoza, donde ha sido recientemente restaurado.

         El texto es formado por las regestas de los documentos que se incluían en los libros Registros de Actos Comunes de la citada Diputación del Reino de Aragón. En esos libros registro se reseñaban todos los documentos generados en el transcurso de cada año.

         El manuscrito objeto del estudio fue elaborado en el siglo XVII, a manera de índice del contenido de esos registros correspondientes a los años entre 1469 y 1601, aunque faltan algunos años.

         Pero, a pesar de ser una especie de índice, ofrece muchos datos, aunque al no haber incorporado índices onomásticos o, al menos, toponímicos la consulta de ambos volúmenes es muy complicada y laboriosa.

         No obstante, buscando datos de nuestra zona hemos encontrado que, a consecuencia de la peste, la Diputación se estableció en Borja, en 1523, de donde pasó a Tarazona y, poco después a Magallón, continuando su periplo, en años posteriores, por otras localidades aragonesas.

         En 1475, unas “malas gentes” habían ocupado la peña de “Las Ferreras” en la cual “obran un castillo” y fue enviado un “condiputado” para que les ordenara abandonar el lugar y prenderlos si se resistían. Esa misma persona, Ximeno Gordo, fue encargado de mediar en las dificultades que enfrentaban a Bora con el señor de Bureta.

         Para evitar una nueva ocupación del castillo de Herrera fue nombrado alcaide, dando traslado al rey.

         En 1477, los diputados piden a la “princesa de Navarra” que, “durante la aprehensión del lugar de Agón, los de Tudela no hagan daños a los vecinos de ese lugar”.    En 1481 envían a Borja al diputado Martín de Lanuza en busca del mercader de Pamplona Pedro de Molina y su hijo que habían sido apresados por D. Dionisio Coscón.

         En 1489 el obispo de Tarazona decretó excomunión para los que hablen con los “moros de Borja”. Los diputados piden que sean exceptuados “los ministros del General”. Ese mismo año le ordenan al Justicia de Mallén que le devuelva las armas a “las guardas del General”, porque “las tienen guiadas”. Lo mismo se pide, en 1511 al justicia de Gallur, diciéndole que el llevar armas dichos guardas “es la cosa más privilegiada que en este reino tenemos”.

         En 1520 se convoca al abad de Veruela fray Pedro de Embún para que acuda a Zaragoza para recibir al virrey. Lo mismo se hace con el señor de Luceni, el vizconde de Ebol y la ciudad de Borja.


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