viernes, 22 de marzo de 2024

Antiguas imágenes de la cripta de Santa María

 

         Hasta hace unos años, la cripta de Santa María era un espacio completamente desconocido, pues su acceso por la capilla de la Virgen del Rosario estaba cubierto por la tarima. De ahí, que las imágenes que fueron publicadas en la obra de Bressel, Marco y Lomba, Borja. Arquitectura y evolución urbana, constituyeran una revelación.

         No obstante, aparecía como un espacio lóbrego en el que estaban enterrados los canónigos de la antigua colegiata. En la pared podía leerse: “Hæc dicit Dominus Deus ossibus his: Ecce ego intromittam in vos spiritum, et vivetis” (Ezequiel XXXVII, 5) (Así dice el Señor Dios a estos huesos: Voy a hacer entrar el espíritu en vosotros y viviréis”.


         Al otro lado, estaba grabada una tosca inscripción que pudimos fotografiar, antes de que desapareciera, en la que se decía: “Aquí yacen cinco cadáveres de religiosos capuchinos que se hallaron enteros en los sepulcros de su convento de esta ciudad en noviembre de 1812 que se trasladaron los huesos de todos a este panteón, por haber derruido aquel convento las tropas”. 

 


         Como puede apreciarse, el estado general del recinto era muy malo y el fresco o boceto existente en el espacio más elevado, situado bajo el trasagrario, apenas era visible.

 

         Pero, todo experimentó un cambio radical cuando, por iniciativa del párroco D. Florencio Garcés, el Ayuntamiento, presidido por D. Luis María Garriga, acometió su completa restauración, siendo inauguradas las obras, en 2006, por el Sr. Obispo D. Demetrio Fernández.

 


         Actualmente es uno de los lugares más interesantes de la colegiata, perfectamente iluminado y decorado con diversas obras de Arte, entre las que destaca el paso de la Muerte, del Entierro de Cristo, que preside el corredor del que fueron retirados los restos de los canónigos y de los capuchinos, que reposan ahora en el carnerario central.

 


         Dos lápidas recuerdan la fundación de la cripta en 1692, para sepultura de los canónigos y a los capuchinos antes mencionados, pero cuyos nombres no conocemos.

 


         En el espacio más amplio, se colocó un altar (que aparece en la foto de la inauguración), presido por un Crucifijo en el expositor que perteneció a la antigua iglesia del convento de dominicos. También puede verse el fresco que representa a San Miguel pesando las almas en el momento del juicio.

 


         San Miguel también está representando en uno de los lienzos que ocupan los espacios antes dedicados a sepulturas, en uno de los cuales se conserva el Cristo Crucificado que desfila en la procesión del Jueves Santo.


 


No hay comentarios:

Publicar un comentario