jueves, 28 de marzo de 2024

Tal día como hoy, 28 de marzo

 

         370 años fue bautizado en la iglesia de San Bartolomé de Borja fray Martín de Vera Churiaga, hijo de D. Martín de Vera, perteneciente a una de las más ilustres familias de Borja y de Dª Graciosa de Churiaga, familiar del obispo borjano fray Juan López de Caparroso O. P.


         Profesó como monje cisterciense en el Real Monasterio de Santa María de Veruela, siendo enviado a cursar Artes y Teología al colegio de Huesca, donde se graduó como doctor. Destacó por sus dotes de orador sagrado y, en 1676 fue elegido abad de Veruela, siendo reelegido en 1684, 1692 y 1705. En este último caso, se daba la circunstancia de que un monje no podía optar a un cuarto mandato, pero a pesar de ello y a que ya tenía 70 años volvió a ser reelegido. Desde luego, fue uno de los grandes abades del monasterio. En representación del mismo estuvo presente en destacados acontecimientos, como la Cortes convocadas para jurar como Rey a Carlos II y también fue nombrado Diputado del Reino, formando parte de la comisión encargada de adaptar los fueros aragoneses. Decidido partidario de la causa borbónica, como la mayor parte de los borjanos, el conde de Sástago le impuso una elevada multa. Sus sufrimientos y méritos personales fueron decisivos para que Felipe V lo propusiera como obispo de Albarracín, aunque no llegó a ser consagrado pues murió el 25 de febrero de 1708, cuando iba a cumplir los 74 años de edad.

 

         Hace 320 años fue nombrado Maestro de Capilla de la colegiata de Santa María de Borja Juan García. Era natural de Tortosa y había sido recomendado para el puesto de la colegiata por el también tortosino, D. Jerónimo Bermell, antiguo Maestro de Capilla de la colegial borjana. Juan García desempeñó el cargo durante poco más de un año, pues el 19 de junio de 1705, pidió permiso para regresar a su localidad natal. Allí ayudó en sus últimos años al Maestro de Capilla de la seo de Tortosa D. Baltasar Sanz, que por cierto era de Brea, y al fallecer en 1708, lo sucedió con carácter interino. Poco después se convocó la oposición para la provisión definitiva de la plaza y, aunque en el tribunal se encontraba D. Jerónimo Bermell, fue suspendido, alegando su “falta de pericia en la música”. Fueron unas pruebas controvertidas, dado que al final la plaza fue adjudicada al Presidente del tribunal, D. José Escorihuela, que era Maestro de Capilla de la catedral de Tarragona. Juan García terminó ocupando la plaza de tenor que ese mismo año había dejado vacante D. José Boix. García era presbítero y beneficiado de la catedral tortosina y pudo disfrutar de una comensalía anexa al cargo de tenor, en concreto la de San Agustín.


En 1909 nació en Borja el famoso portero internacional Juan José (Pepe) Nogués Portalatín. Desde pequeño, destacó por sus portentosas facultades atléticas. Por eso, cuando en 1923 se fundó el primer equipo de fútbol local, fue uno de los primeros que se incorporaron al mismo como extremo derecho. Sin embargo, al lesionarse el meta titular, Nogués le reemplazó y desde ese momento jugó siempre como portero. En la temporada 1928-1929, percatándose de su valía lo fichó el Patria de Zaragoza, un equipo que al fusionarse con el Iberia, dio origen al Real Zaragoza.

 

         En la temporada de 1929-30 pasó al Barcelona C. F. como sustituto del legendario Platko, donde llegó a convertirse en el jugador que más partidos disputó en competiciones oficiales, por encima incluso de Samitier, pues llegó a defender la portería azulgrana en 285 ocasiones, convirtiéndose en uno de los grandes guardametas de una época en la que destacaba la figura excepcional de Ricardo Zamora.

 

          No es de extrañar, por lo tanto, que Amadeo García Salazar lo convocara para formar parte de la selección que participó en el Campeonato Mundial de Italia, en 1934, donde disputó su primer y único partido como internacional, por lesión del titular, que era Zamora. Fue con ocasión del partido contra la selección anfitriona, Italia. Un encuentro durísimo jugado en presencia de Mussolini, en el que Giuseppe Meazza le marcó un gol, tras cargar y obstaculizarle. El árbitro no se atrevió a pitar la falta y dio como válido el tanto, lo que originó una violenta pelea en la que resultó herido Quincoces. Pero los españoles se crecieron y el sevillista Campanal llegó a empatar. En este caso, el colegiado anuló el tanto que podía poner en peligro la continuidad de los italianos y el enfado del Duce.

 

            La guerra civil le sorprendió en Barcelona, donde continuó jugando y trabajando como taxista. Al término de la contienda fue detenido, pero poco después lo pusieron en libertad, gracias al informe favorable de un sacerdote al que había protegido anteriormente. En 1941 se hizo cargo del Barcelona, abocado al descenso y al que salvó, llegando a ganar la Copa del Generalísimo en 1942 y quedando finalista al año siguiente. Fue cesado en 1944, pero en 1947 pasó a entrenar al Gimnástic de Tarragona. En 1954, se hizo cargo del Espanyol de Barcelona, donde estuvo tres temporadas, antes de fichar por el Sporting de Gijón al que entrenó durante las temporadas 1952-53 y 1953-54. Su último equipo fue el Lleida, de Segunda División, donde estuvo entrenando en la temporada 1954-55. Al término de la misma volvió a Tarragona, en compañía de su mujer y sus dos hijas, dedicándose a la pesa a bordo de un barco de su propiedad. Los últimos años de su vida transcurrieron en Palma de Mallorca, donde falleció en 2000, según nuestros datos, aunque en sus reseñas biográficas aparece la fecha del 2 de julio de 1998. Sus cenizas fueron trasladadas a Borja, donde tiene dedicada una calle, desde 2007, y se le recuerda como uno de los grandes deportistas que ha dado nuestra ciudad.



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