viernes, 15 de marzo de 2024

Monumento al general Vara del Rey

         Al salir de la basílica de Atocha, a la que ayer dedicamos un artículo, “descubrimos”, en un pequeño parque, contiguo al colegio de los dominicos, un monumento rodeado por una alta verja y casi oculto entre arbustos.


         El jardín está dedicado a Jimena Quirós, una gran científica española que fue la primera en participar en una campaña oceanográfica. Su militancia política hizo que, al final de la Guerra Civil fuera depurada, aunque en 1970 fue rehabilitada y se le concedió la jubilación en el Instituto Español de Oceanografía. En 2022, el Ayuntamiento de Madrid, siendo Alcalde D. José Luis Martínez-Almeida (PP) dio su nombre a este jardín, cercano al lugar donde había residido.



En cuanto al monumento, se trata de un grupo escultórico, en bronce, que se alza sobre un alto zócalo de piedra, reproduciendo una escena con un grupo de soldados, agrupados en torno a su bandera, que combaten, mientras al frente puede verse la efigie del hombre que los mandaba, fácilmente identificable por sus barbas.

Fue realizado por el escultor asturiano Julio González-Pola (1864-1929), de familia militar, habiendo sido inaugurado el 11 de junio de 1915 por S. M. Alfonso XIII.

 

         Es cierto que nos costó encontrar el nombre del personaje al que está dedicado al monumento, pues hay que rodearlo, hasta encontrar entre los arbustos la inscripción “Al general Vara del Rey. Héroes del Caney”, un olvidado hecho de armas que, sin embargo, fue una de las páginas mas admirables de nuestra reciente historia militar.

 


         D. Joaquín Vara del Rey y Rubio (1841-1898), había nacido en Ibiza el 14 de agosto de 1841. Tras cursar la carrera militar en el Colegio General, ascendió a Teniente en 1862. Combatió frente a los insurrectos cantonales y en la Tercera Guerra Carlista, hasta que, en 1884, solicitó destino en Filipinas, donde mandó el Regimiento de España y, en 1890, fue nombrado Gobernador Político Militar de las islas Marianas (¿Quién se acuerda de aquellas lejanas posesiones españolas?). Al ser ascendido a coronel regresó a España.

         Tenía ya una edad avanzada para su época (54 años) cuando, al tener noticia del estallido de la guerra en Cuba, pidió ser destinado a aquella isla, donde mandó el regimiento que acabó con el cabecilla José Maceo. Por su brillante actuación en aquel combate fue ascendido a Brigadier General.

 




         Pero su nombre permanecerá unido para siempre a la gesta que protagonizó defendiendo la posición de la aldea de Caney, con solo 550 soldados españoles, sin más armas que sus fusiles Mauser y el apoyo del pequeño fuerte de El Viso y unos blocaos de madera.


         Frente a ellos los cerca de 7.000 hombres de la 2ª División del 5º Ejército Expedicionario de los Estados Unidos que había desembarcado con el propósito de avanzar hacia Santiago de Cuba.

         El general Lawton, que mandaba la División, ordenó a sus tropas que acabaran con la resistencia de los españoles apostados en aquel lugar, para despejar el camino hacia las Lomas de San Juan. Pero, lo que parecía una empresa sencilla se convirtió en una auténtica pesadilla para los norteamericanos.


         Era el 1 de julio de 1898 y, durante 12 horas, nuestros soldados arengados por su general hicieron frente con enorme bravura a fuerzas tan superiores hasta que, agotadas sus municiones y con numerosos heridos, tuvieron que ceder. Los americanos habían tenido más de 1.300 muertos y heridos, frente a los 336 españoles.

         Uno de los heridos era el general Vara del Rey que, cuando era evacuado en camilla, fue asesinado por los mambises. En la batalla había visto morir a su hermano, el capitán D. Antonio Vara del Rey y a su sobrino el 2º teniente D. Alfredo Vara del Rey.

 

         Los norteamericanos, impresionados por su heroísmo, rescataron su cadáver y le dieron sepultura con honores. En España le fue concedida la Gran Cruz Laureada de San Fernando, a título póstumo. 



         Al terminar la guerra, sus restos fueron repatriados y enterrados en el Mausoleo dedicado a las Héroes de Cuba y Filipinas en el cementerio de la Almudena.

 




         En Madrid, además del monumento, tiene dedicada una plaza. En Ibiza, lleva su nombre el paseo más popular, donde se alza otro monumento que, también, fue inaugurado por Alfonso XIII. Sin embargo, en varias ocasiones, se ha intentado borrar el nombre del heroico militar del callejero de la isla en la que nació, para sustituirlo por el antiguo de “La Alameda”, algo parecido a lo que ocurrió en Borja con el cardenal Casanova. Se realizó una consulta popular que resultó desfavorable a la pretensión de cambiar el nombre. El Ayuntamiento, a la vista de ello, decidió mantenerlo, promocionando también el antiguo, lo que no ocurrió en nuestra ciudad, a pesar del increíble número de vecinos que se manifestaron en contra.





























 

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