domingo, 10 de marzo de 2024

Un homenaje inesperado

 

         Ni los más allegados le habían puesto al corriente de lo que había tramado un taimado personaje que, con engaño, consiguió llevar a nuestro Presidente a un conocido restaurante al que, ignorante de todo, accedió para encontrarse con una serie de destacados personajes que, como salidos de las fauces del Averno, se habían dado cita allí para tributarle un cariñoso homenaje.



         Allí estaban varios propietarios que, a sus expensas, han rehabilitado o pretenden rehabilitar, las casas de su propiedad, situadas en Borja y su entorno, desde grandes palacios a pequeños hormigueros. Con ellos estaba Carlos Clemente, un arquitecto enamorado de nuestra ciudad que está llevando a cabo una benemérita labor de asesoramiento, encaminada a salvar todos los monumentos posibles, antes de que sea demasiado tarde.

 

         Fue D. Javier Otero de Navascués el encargado de hacerle entrega de unos recuerdos con las firmas de todos ellos, a lo que correspondió nuestro Presidente, manifestando su profundo agradecimiento por esta inesperada muestra de cariño, especialmente digna de ser valorada por el esfuerzo que, para muchos de los asistentes, había representado el desplazarse hasta Borja desde Madrid y Valencia.

         Tuvo palabras de elogio para la labor que están realizando en sus casas, de las que dijo que terminarán siendo hermosos oasis en medio del desierto o el páramo al que está abocada a convertirse nuestra ciudad. Terminaron brindando por el feliz desenlace de todas esas ilusiones que compartimos, respecto al Patrimonio Cultural de nuestra ciudad.

 

         Posteriormente, algunos de los asistentes se desplazaron a Bureta, para visitar el palacio (que no conocían) el cual les fue mostrado por el actual titular del condado que, por cierto, mantiene lazos de parentesco con D. Javier Otero de Navascués.



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