En estos días en los que los belenes hacen acto de presencia entre nosotros, como cada año, es importante recordar algo que ha pasado desapercibido para nosotros, la declaración del belenismo como “manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España”, mediante un Real Decreto del Ministerio de Cultura y Deporte, de 14 de junio de 2022.
En su artículo 2º, el Real Decreto
señala que “la acción de montar el Belén es una tradición de religiosidad
popular que tuvo su origen en la Europa medieval y que consiste en construir
una escenografía formada por escenario y figuras sistematizables, que se arman
y montan cíclicamente, coincidiendo con la época de Navidad y que evoca,
directa o indirectamente, pasajes relacionados con el nacimiento de Jesús”.
Además de afirmar que, en la actualidad,
“el Belén transciende lo estrictamente religioso para encuadrarse en una
dimensión más amplia, la cultural, convirtiéndose en un hecho sociológico”,
destaca que el fenómeno del belenismo comprende “tanto el arte de fabricar figuras
del Belén a través de sus artesanos, como al colectivo especializado en armar y
montar el Belén, empleando ciertos conocimientos y destrezas, en un proceso en
el que se aplican técnicas y prácticas tradicionales y actuales, transmitiendo
al espectador sensaciones emocionales y simbólicas”.
Su significado como expresión de una identidad colectiva presente en todas las regiones españolas y otros factores importantes han hecho posible su declaración como “Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial” con el propósito de contribuir a “revalorizar estos oficios artesanales y a potenciar los usos de la tradición”.
Pero, si importante es la declaración,
aun lo es más el contenido de la resolución de 3 de enero de 2022, por la que
se incoaba el correspondiente expediente, en la que tuvo especial participación
la Asociación de Belenistas de Madrid.
No es habitual que se incluya un anexo
tan extenso y documentado como el que aparece en la resolución, posiblemente
fruto del informe recabado a las universidades de Navarra y Murcia, el cual
constituye una interesantísima historia del belén y de todo lo relacionado con
él.
Se abordan sus orígenes, su evolución
histórica, las distintas tipologías de belenes, los materiales y técnicas
empleado en su instalación, los oficios relacionados con su fabricación y las
áreas geográficas donde radican los talleres productores, para finalizar con
una referencia a las asociaciones de belenistas y una propuesta de acciones y
estrategia para su salvaguarda. Es tan importante lo que allí se relata que
ofrecemos el enlace para que, las personas interesadas, puedan leerlo completo.
El reconocimiento de nuestro Gobierno a
los belenes, destaca que “la devoción a los misterios de la infancia de Cristo,
a la humillación de su Encarnación y su desvalida niñez, fue un rasgo común a
toda la espiritualidad monástica, especialmente entre las órdenes de
franciscanos y clarisas, quienes contribuyeron a la instauración de los
Nacimientos en la tradición católica”, pero también pone de relieve la
expansión de la misma por todo el mundo, en muchos casos de la mano de España,
así como el creciente auge de la tradición belenística en África. Por ello,
tras este llamativo reconocimiento en España, quizás lleguemos a ver su
inscripción en la Lista Representativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
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