El pasado 29 de julio dimos a conocer el interesante artículo aparecido en la prestigiosa revista The Classical Quarterly, firmado por el Dr. D. Isidro Aguilera Aragón, Director del Museo de Zaragoza, y el Prof. D. Borja Díaz Ariño, de la Universidad de Zaragoza, en el que con el título “¿Lactancio antes de Lactancio? Un hexámetro de la Carmina XII Sapientvm en una inscripción en loza de Belsinon (Hispania Tarraconensis)”, daban a conocer un fragmento de cerámica aparecida en el yacimiento de “El Convento” de Mallén con una inscripción incisa, correspondiente a una composición poética relacionada con el duodecim scripta, un popular juego de azar romano que es considerado el antecedente remoto del backgammon moderno.
Con ese motivo publicamos imágenes de
algunas de las “mesas” en las que se jugaba, las tabulae
lusoriae, comentando que también las había para otros juegos.
Precisamente, al ver este otro modelo
nos percatamos del tipo de fichas utilizadas para jugar. Se trata de fragmentos
de cerámica toscamente recortados para darles una forma circular e, inmediatamente,
nos vinieron a la memoria las “fichas” que se exhiben en dos de las vitrinas
del Museo Arqueológico de Borja.
En ambos casos, se muestran acompañados
de dados, uno de los cuales es de barro cocido y el otro de plomo. Siempre nos
habían llamado la atención esas “fichas”, dado que considerábamos (en nuestra ignorancia)
que si se fabricaban dados tan perfectos, ¿Por qué no se hacían fichas más
cuidadas? Pero, ya hemos visto que era una práctica habitual en todas partes.
Lo hemos vuelto a comentar con el Dr.
Aguilera que nos ha corroborado el uso de esos fragmentos cerámicos, aparecidos
en nuestra zona, junto con los dados. Lo que no ha sido encontrado nunca han
sido tableros, esas tabulae lusoriae que veíamos antes. Pero las
que hemos mostrado habían sido realizadas en piedra, mientras que las utilizadas
habitualmente, según el Dr. Aguilera, eran de madera lo que ha impedido que llegaran
hasta nuestros días.
Y, una vez más, conviene recordar la
importancia de que las investigaciones arqueológicas sean realizadas por
profesionales, porque ¿Qué aficionado daría importancia a esos ridículos trozos
de cerámica? Lo más probable es que los desechara para proseguir en su
delictiva búsqueda de “tesoros”. Lamentablemente, sigue habiendo bastantes delincuentes
(presuntos, como se dice) sueltos.
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