Hubo un tiempo en el que los centros, que entonces eran denominados “filiales de la Institución Fernando el Católico”, constituían un ejemplo envidiado por muchos, en los que se desarrollaba una intensa labor de investigación y cuyas revistas eran el cauce de expresión de la misma y, en muchas ocasiones, la primera ocasión para que jóvenes investigadores iniciaran su andadura. Poco a poco, las absurdas decisiones de algunos y la incomprensión de otros fue demoliendo lo creado a lo largo de muchos años.
La parálisis experimentada a la hora de
poder publicar hace que, en estos momentos, sintamos sana envidia de otros
centros aragoneses, ajenos a la provincia de Zaragoza, como el Centro de
Estudios del Jiloca que acaba de remitirnos dos revistas y un interesante
libro.
Una de esas revistas es Xiloca,
creada en 1988, y que ahora alcanza su número 50, en cuya introducción se expresa
el agradecimiento a quienes han hecho posible la aparición, en sus páginas, de
más de 600 artículos publicados en esos 35 años. Los que incluye este número
son los siguientes:
“Mandatos de visitas pastorales y otras
noticias en los Quinque Libri de la Comunidad de Daroca (1531-1791)” (Manuel Gómez
de Valenzuela); “El archivo de la casa de la familia Lorente en San Martín del
Río (Teruel), 1731-1971” (David Pardillos Martín y Francisco Martín Domingo); “Los
motines populares del 1887 y 1894 en Calamocha. De las protestas antifiscales a
la crítica del caciquismo local” (Emilio Benedicto Gimen); “La comarca del
Jiloca durante el Frente Popular (febrero-julio 1936)” (Serafín Aldecoa Calvo);
“El médico Mariano Perez, los ribereños e Ildefonso Manuel Gil en la cárcel del
Seminario” (Miguel Ángel Latorre Villalba); “Joaquín Guitarte: Cirujano y escritor
decimonónico de la comarca del Jiloca” (José María de Jaime Lorén); “Pascual Algás
Sebastián: un maestro histórico en las escuelas de Torrijo del Campo” (Fermín
Ezpeleta Aguilar y Ángel Meléndez Rubio); “El Parque Agrícola de los Secanos
del Jiloca. Una experiencia educativa” (Chabier de Jaime Lorén, Isabel Herrer
Mambrona y Loreto Riveira Vizoso); “Teruel huele a cine” (Luis Alegre Saz); y “Composición
química de aceites esenciales de plantas aromáticas pertenecientes a los géneros
Artemisa, Mentha y Thymus procedentes de poblaciones ubicadas en el entorno de
Calamocha (Teruel)” (Juan A. Llorens Molina y Sandra Vacas González).
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