El problema se acrecienta y las pintadas proliferan en el casco antiguo de Borja y en otros lugares, sin que tengamos noticia de que se está haciendo algo para impedirlo o para localizar a los responsables, algo no excesivamente difícil como hemos demostrado ante quien correspondía.
Esta pintada la fotografiamos el pasado
domingo y el hecho que haya sido efectuada en un cerramiento no le resta gravedad,
dado que añade frases que parecen constituir un desafío. Ese “pal pueblo” o “Full
time vandal” es ya un recochineo.
Nos dicen que hay otras en el entorno
del castillo y que, incluso, han pintado la fuente de la plaza del Santuario de
Misericordia. No tenemos fotos de esa actuación pero las difundió Jesús Bonel.
Si quienes tienen la responsabilidad de
hacer frente a estos delitos (delitos son el caso de Borja), se muestran
impotentes para atajarlos, algo habrá que hacer y, en principio, se nos ocurren
varias soluciones como la de reunir, con urgencia, la Junta de Seguridad y plantear
de una vez la instalación de cámaras de seguridad, como las que ya funcionan en
varias localidades cercanas. Por otra
parte, no cabe argumentar que es imposible identificar a los autores. En
Calatayud, lo hicieron, aunque allí disponen de una comisaría de Policía Nacional
y también han resuelto varios casos en Madrid. ¿Por qué no en Borja?
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