En “Historia Hispánica” la página puesta en marcha recientemente por la Real Academia de la Historia, se incluye entre los personajes nacidos en nuestra ciudad a Francisco Nicolás de la Huerta Romanos (1733-1814), un destacado compositor, maestro de capilla e instrumentista, del que dimos noticia en este blog, al comentar la adquisición de los dos volúmenes de la obra de María Gambero Ustárroz, La Música en la catedral de Pamplona durante el siglo XVIII, en el que se recogía su biografía y se reproducían las partituras de cuatro de sus obras: El Kyrie de una Misa compuesta en 1781; Comeditis carnes, un Responsorio al Santísimo de 1800; “Si el sol con sus rayos” un Aria a la Virgen de 1780; y el Villancico a la Virgen “A un triunfo tan feliz” de 1789.
También lo incluimos en nuestro Diccionario
Biográfico, pero hoy queremos volver a recordarlo, aportando algún nuevo
dato que hemos recopilado. Como decíamos entonces, las primeras informaciones
que se conservan de él, se refieren a su etapa en la catedral de Tarazona
(1743-1761), donde se formó, desde los diez años, primero como infante y, posteriormente,
como intérprete de violín y bajón.
En 1761, obtuvo por oposición las
plazas de primer bajón y segundo violín de la catedral de Ávila, donde
permaneció hasta 1778, compaginando su labor en la catedral con el cargo de Maestro
de Capilla en el Real Monasterio de Religiosas Cistercienses de esa ciudad.
A nuestro paisano, que era de carácter difícil,
lo que le gustaba era componer y en archivo de este monasterio se conservan 68 obras
suyas que hay que añadir a las que se guardan en la catedral de Pamplona (87
decíamos nosotros, 81 dice la RAH) que hacen un total superior a las 174
composiciones pues hay también otras en los diferentes lugares en los que
estuvo y hasta en El Escorial.
Lo que no le gustaba era su trabajo
como intérprete, aduciendo que tocar el bajón le perjudicaba al pecho. De ahí
que, mientras estuvo en Ávila, se presentara a toda las oposiciones para Maestro
de Capilla que fueron siendo convocadas, pero no fue hasta 1778 cuando obtuvo
plaza en Santo Domingo de la Calzada, de donde pasó pronto a la colegiata de Alfaro,
desde donde siguió opositando.
Finalmente, en1780 consiguió
la plaza de Pamplona, tras unas oposiciones rodeadas de polémica, y allí permaneció
34 años. Tuvo problemas con los músicos y con los infantes, que era objeto de sus
malos tratos. Intentó salir de la ciudad presentándose a otras plazas, pero no
lo consiguión y, en los años que precedieron a su fallecimiento, se hizo cargo
de la dirección de la capilla el tenor Julián Prieto.
A pesar de todo ello, su
labor como compositor sigue siendo valorada y prueba de ello es la grabación
que hemos encontrado del Villancico a la Virgen “A un triunfo tan feliz” de
1789, al que antes hemos hecho referencia, interpretado por la Capilla de la
catedral de Pamplona, que puede ser escuchado en este enlace.
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