El pasado domingo, 12 de marzo, falleció a los 76 años Dick Fosbury, el atleta que irrumpió en el mundo del atletismo, introduciendo en la especialidad de Salto de Altura, una técnica que cambió por completo la historia de este deporte.
Aquel acontecimiento tuvo lugar en las
Olimpiadas de México de 1968, donde coincidió con Luis María Garriga, con el
que aparece en la imagen y que también fue finalista en aquella prueba. Saltó
2,12 metros, pero la medalla de oro fue para Fosbury que hizo 2,24.
Ayer, en la prensa aragonesa, dedicaron
amplios reportajes a Garriga, para recordar aquellos momentos históricos con el
gran deportista desaparecido, que no nunca perdió su sonrisa y amabilidad con
todos. Justos son todos los honores que se están tributando a ese hombre que
permanecerá para siempre en la Historia del Deporte Mundial.
Pero, al ver en uno de los reportajes de
ayer, la imagen de Luis María Garriga junto al monumento a los “Mártires de la
Religión y de la Patria”, volvimos a recordar que el más grande de los
deportistas borjanos de todos los tiempos, no ha recibido, todavía, en su
ciudad natal el homenaje y reconocimiento que en justicia merece, al menos como
olímpico en dos ocasiones.
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