Se ha puesto de moda el instalar a la entrada de las poblaciones un rótulo con su nombre y alguna referencia a sus atractivos turísticos. Al pasar por Trasmoz, pudimos ver el que no hace mucho ha sido colocado bajo el aparcamiento de caravanas, con el castillo al fondo, recientemente reabierto, tras los trabajos de restauración efectuados.
Es un monumento bonito en el que, junto
al nombre de Trasmoz, se indica “La magia del Moncayo” y está rematado por un
gato negro, una escoba y un banderín negro flameando al viento.
Pero lo que llama la atención, de una
manera especial, son las lápidas situadas en la parte inferior. En una de ellas
puede leerse “Un hombre pasó por este pueblo y dejó su huella. Esoj, Atreuhal”.
En la otra figura “Se realizó en año MMXXI, el año de la (borrado), por encargo
(borradas dos líneas).
Ni sabemos lo que significan las dos
palabras del final de la primera inscripción ni la razón por la que fue borrada
buena parte de la segunda.
Aún más incomprensible resulta la inscripción
grabada en el lateral más cercano al casco urbano. Quizás alguno de nuestros
lectores puede interpretarla. Mientras tanto, pudimos ver a algún pequeño gnomo
jugando entre las letras.
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