Los enterramientos de militares
extranjeros en suelo español han despertado el interés reciente de investigadores
y público en general, que ha propiciado el “descubrimiento” de esas tumbas, su
restauración y, en determinados casos, el acceso a aquellos recintos que, hasta
ahora, permanecían cerrados.
La serie que venimos publicando se nutre de los trabajos de investigación realizados por diversas personas en España, pero también de las informaciones que hemos podido recabar en los países de los que procedían los fallecidos, como ocurre en el caso de los siete aviadores británicos y tres marinos que están enterrados en el cementerio de Santa Catalina de Ceuta, que hoy son objeto de nuestra atención.
Es en el patio de Santa Gema de ese
cementerio, donde están alineados los nichos de esos militares, cuya historia
vamos a relatar, siete de los cuales eran los miembros de la tripulación de un
bombardero Halifax DT-586 que se estrelló el 28 de enero de 1943, cuando volaba
desde Gibraltar a Egipto, sin que hubiera supervivientes. Los fallecidos, todos
ellos sargentos, fueron: Utrick Watson Wallace (piloto); John William Warner (navegante);
Raymond Fox (ingeniero de vuelo); James Arthur Garland (radio);
Robert Elford Allin (bombardero); George Ambrose Brind
(artillero) y Robert
Charles Rosam (artillero).
El Halifax fue un bombardero pesado, fabricado
por Handley Page, que entró en servicio en noviembre de 1940 y que alcanzó un gran
éxito pues llegaron a producirse 6.176 unidades. El avión siniestrado en Ceuta,
con matrícula DT 586, pertenecía al 26 OTU (Operational Training Unit)
de la RAF y, como hemos indicado, había despegado de Gibraltar, en dirección a
Egipto y Oriente Medio.
Había tenido ya algunos problemas y
tuvo que ser reparado en Gibraltar, pero poco después de despegar de ese
aeropuerto, el 28 de enero de 1943, el piloto notó que perdía fuerza y, poco
después, uno de los motores se incendió. Aunque intentó volver a Gibraltar, el
fuerte viento reinante lo empujó hacia la costa africana. En Ceuta lo vieron
llegar e intentaron ayudarle visualmente para que tomara tierra en el aeropuerto
de Tetuán, pero terminó estrellándose entre los fuertes de Piniés y Mendizábal,
quedando completamente destrozado.
Hemos localizado las fotografías de todos los fallecidos
(salvo la de uno de ellos). El piloto era el sargento Utrick Watson Wallace.
Había nacido en Thames, una ciudad en el extremo suroeste de la península de
Coromandel en la Isla Norte de Nueva Zelanda. Pertenecía a la Royal New Zealand
Air Force y, en el momento de su muerte, tenía 21 años.
El navegante, sargento de vuelo John
William Warner, había nacido en London, una ciudad ubicada en el suroeste de
Ontario (Canadá) y pertenecía a la Royal Canadian. Tenía sólo 20 años y, en su
lápida hay una hermosa frase que, traducida, dice “Que duerma donde duermen los
hombres que nos hicieron libres”.
El ingeniero de vuelo era el sargento
Raymond Fox, nacido el Pocklington, una ciudad situada en el East Riding de
Yorkshire (Inglaterra). Era voluntario de la RAF y, en el momento de su muerte,
tenía 23 años. En su lápida, sus padres grabaron esta inscripción: “En sagrado
recuerdo de nuestro único hijo amado. Recuerdos dorados hasta que nos volvamos
a encontrar”.
El radiotelegrafista era el sargento James Arthur Garland,
nacido en Lupset otra localidad del condado de Yorkshire. Era voluntario de la
RAF y tenía 21 años. En su lápida se hace constar “En cariñoso recuerdo de
nuestro querido Jim. Siempre te recordaremos tu padre y tu madre, Gwen e Isabel”.
El sargento Robert Elford Allin era el bombardero. Había
nacido en Edmonton, la capital de la provincia de Alberta (Canadá) y pertenecía
a la Royal Canadian Air Force. Tenía 21 años.
Uno de los artilleros era el sargento George Ambrose Brind, natural
de Barking que, en aquellos momentos, pertenecía al condado de Essex y hoy
forma parte del Gran Londrés. Tenía 23 años y en su lápida se hizo constar “Demasiado
amado para ser olvidado”.
El otro artillero era el sargento Robert Charles Rosam, que había
nacido en Worthing, una localidad costera del condado de Sussex (Inglaterra) y
se había alistado como voluntario en la RAF. Murió con 21 años y no hemos encontrado
fotografías de él. En su lápida aparece esta bonita dedicatoria. “Te recordaremos.
Mientras dure la luz en la oscuridad no te olvidaremos”.
Es curioso que las únicas lápidas sin dedicatoria sean las del neozelandés y uno de los canadienses. Es posible que sus familias no conozcan el lugar de su
sepultura o que no contactaran con ellas quienes las han restaurado.
Nosotros hemos querido recordar hoy a esos jóvenes,
uniéndonos a los homenajes que les han sido tributados en la ciudad donde reposan
sus restos, junto con los de sus compañeros de la Royal Navy, a los que dedicaremos
el siguiente artículo.
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