A cinco kilómetros de Borja, en el monte de la Muela Alta, existe un santuario dedicado a la Virgen de Misericordia, que dio nombre al caserío que fue creciendo en su entorno y que, hace pocos años, se hizo famoso en el mundo entero por razones que nada tienen que ver con la Virgen.
El Santuario fue lugar de destino de
muchas peregrinaciones procedentes de las localidades del entorno, donde fue
arraigando la devoción a esta advocación mariana. Pero, entre ellas, algunas
adquirieron especial relevancia, como la celebrada en 1900, para la que se
compuso un himno, con cuya letra se editaron impresos, sin que llegara a
adquirir el suficiente arraigo popular.
Distinto fue el caso de la romería de
1948, llevada a cabo con motivo de la entronización de la imagen, tras su
desafortunada restauración en un taller de la capital aragonesa. Se estrenó
entonces un himno, con música del maestro D. Ángel Pereda Matud y letra del
sacerdote Ldo. D. Pablo Pérez Montorio que decía:
Virgen de Misericordia,/ rica perla,
flor divina,/ que en esta hermosa colina/ tienes tu trono y altar,/ mira con
ojos clementes/ el fervor de estos cristianos( que a tus brazos soberanos/ hoy
se vienen a arrojar./
Rosa fragante,/ luz que consuela,/ fiel
centinela/ de esta ciudad,/ aviva el fuego/ que nos consume,/ con el perfume de
tu piedad./ Gloria y honor/ a la Reina de estos montes,/ dulce imán de nuestro
amor.
La sencilla letra y la pegadiza música
de fácil interpretación hicieron que este nuevo himno fuera objeto de gran
aceptación. Pero, lo que muchos ignoran es que su eco llegó más allá de los
límites de nuestra ciudad.
Hace algún tiempo, visitando el Museo
de la Colegiata unas personas procedentes de Ateca, al ver en el patio del
mismo, el lienzo con la imagen de la Virgen de la Peana, Patrona de Borja, que
pintó D. Baltasar González, comentaron al Dr. Aguilera Hernández que la Patrona
de Ateca, también es la Virgen de la Peana, aunque su imagen es diferente.
En esa pugna habitual por defender lo
propio, las atecanas quisieron poner de manifiesto que lo realmente bonito en
su localidad, era el himno a su Patrona. “No me cabe la menor duda”, replicó el
Dr. Aguilera, quien inmediatamente se puso a interpretarlo, ante la sorpresa de
las simpáticas visitantes que no podían explicarse porqué tan destacado
historiados y músico conocía un himno que consideraban algo peculiar de Ateca.
Lo que ocurre, les dijo D. Alberto, es
que el himno de Ateca es el mismo que el de la Virgen de Misericordia, con tan
sólo algunas modificaciones en su letra, para adaptarlo a su nuevo cometido.
Pero, hace muy pocos días, un compañero
de Villarroya de la Sierra nos hablaba de su Patrona, la Virgen de la Sierra, y
nos comentó también que el himno a ella dedicado era muy bonito, aunque habían
sabido que era el mismo que el de la Virgen de la Peana de Ateca. Quedó
estupefacto cuando le dijimos que, en ese caso, era el de la Virgen de
Misericordia de Borja.
No sabemos explicar la sorprendente
difusión de un himno local, no demasiado antiguo, pero los casos de Ateca y
Villarroya de la Sierra, pueden no ser las únicas muestras del éxito alcanzado
por esa composición del maestro Pereda y de D. Pablo Pérez Montorio.
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