martes, 27 de junio de 2023

La hélice de Alcudia

 

         La mayoría de los militares que hemos venido mencionando, en artículos anteriores dedicados a los cementerios españoles en los que fueron enterrados, fallecieron en el transcurso de la II Guerra Mundial. Pero hoy vamos a referirnos a un caso peculiar, pues se trata de la víctima de un accidente acaecido en 1924, en el transcurso de unas maniobras realizadas por la Royal Navy en la bahía de Pollensa.

         Son escasas las informaciones relacionadas con este incidente en fuentes británicas que salió a la luz cuando Dª. Victoria Cànaves descubrió la peculiar tumba de un piloto británico en el cementerio civil de Alcudia. Decimos peculiar, porque el único testimonio del enterramiento de ese aviador olvidado era un fragmento de una hélice de madera en la que había sido fijada una placa con los datos personales del fallecido.



         Ese testimonio había pasado desapercibido hasta que Victoria (que había sido azafata de vuelo) se percató de su importancia y, desde ese momento, comenzó a indagar en torno al fallecido: el Flight Lieutenant Kenneth Cromar Tilman, fallecido el 11 de marzo de 1924. Fruto de sus investigaciones pudieron conocerse detalles de su biografía que hoy podemos completar con nuevos datos obtenidos en fuentes británicas.

         Kenneth Cromar Tilman, del que no disponemos de su fotografía, había nacido el 20 de septiembre de 1896 en Seacroft, Cheshire (Reino Unido). Al comienzo de la I Guerra Mundial, cuando aún no había cumplido los 18 años (el 7 de septiembre de 1914) se alistó como voluntario en la Royal Navy.

 

         Fue destinado al batallón Anson de la 2ª Brigada del la Royal Navy División, una unidad que había sido constituida con reservistas y voluntarios de la Royal Navy que no eran necesarios para el servicio en la mar. Era, por lo tanto, una fuerza de Infantería, ligeramente armada, concebida para dar protección a las bases navales, aunque también operó en los frentes de batalla.

 

         La mayoría de sus integrantes eran muchachos muy jóvenes y fue el Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, quien los estructuró en dos brigadas, cada una con cuatro batallones, a los que dio el nombre de almirantes históricos del Reino Unido:  Drake, Benbow, Hawke, Collingwood, Nelson, Howe, Hood y Anson.

         Tilman sirvió en el frente occidental europeo, donde su batallón sufrió numerosas bajas. Él tuvo que ser repatriado a un hospital de Inglaterra, a causa de una apendicitis severa (en agosto de 1916) y, cuando se recuperó, fue enviado a Stavros (Grecia), con la Fuerza Expedicionaria del Mediterráneo. Debía tener mayores aspiraciones pues, muy poco después (diciembre de 1916) logró ser admitido en el Royal Naval Air Service como oficial de vuelo.

 


         El Royal Naval Air Service (RNAS) había sido creado en 1912 y era el arma aérea de la Royal Navy, independiente del Royal Flying Corps (dependiente del Ejército de Tierra), como ocurría en España. Al término de la I Guerra Mundial se fusionaron ambos para formar la RAF, aunque en 1937 volvió a crear su propio servicio aéreo como Naval Air Branch, bajo control del Almirantazgo.

 

         Tilman fue destinado, en un momento que no hemos podido precisar, al HMS Argus. Se trataba de un portaviones cuya construcción había comenzado en 1910 para servir como buque de pasajeros (italiano) con el nombre de Conte Rosso. Pero la Royal Navy lo adquirió, cuando aún estaba en grada, para reconvertirlo en portaviones. Para ello, fue dotado de una cubierta corrida a lo largo de toda su eslora que tenía 143,30 metros y una manga de 25,90, desplazando 15.750 toneladas, llegando a dar una velocidad de 20,75 nudos.

         Entró en servicio prácticamente al final de la I Guerra Mundial y, en el período de entreguerras, fue utilizado como plataforma para el desarrollo de procedimientos de combate para los nuevos portaviones que estaban siendo construidos. A pesar de ello, las necesidades de reemplazar las pérdidas sufridas durante la II Guerra Mundial obligaron a activarlo para combatir.

 

En 1924, la Royal Navy decidió realizar unas maniobras navales con la participación de sus flotas del Atlántico y del Mediterráneo. Eligieron para ello la bahía de Pollensa, donde se reunió una impresionante cantidad de buques que incluían acorazados, cruceros (entre ellos el crucero de batalla HMS Hood), destructores, submarinos y embarcaciones de apoyo, así como el HMS Argus, donde iba embarcado Tilman, ya como teniente de vuelo. El número de unidades reunidas y los miles de hombres que componían sus dotaciones, constituyeron un espectáculo que no se había visto en la Baleares.

 


         Tilman formaba parte, como observador, de la tripulación de un aparato Parnall Panther, un biplano biplaza de reconocimiento, que fue uno de los primeros aviones británicos diseñados para operar embarcados, lo que se veía facilitado por la escasa longitud de pista que requería para despegar y aterrizar. Además, podía plegarse, lo que facilitaba su almacenamiento, aunque en el HMS Argus podían embarcar aviones sin esa característica.

         No fue un modelo bien valorado, por lo que tuvo una escasa comercialización. Como curiosidad, podemos destacar que España adquirió dos aparatos para que operaran desde el primer Dédalo, lo que no llegó a materializarse pues, al parecer, aquel portaviones daba lugar a demasiadas turbulencias para garantizar la seguridad de estos aviones. 


         El 11 de marzo de 1924, en el marco de las maniobras a las que hemos hecho referencia despegó del HMS Argus un Parnall Panther (vuelo No.442), pilotado por R. Lewes (ha sido complicado identificarlo) y llevando como copiloto y observador a Kenneth Cromer Tilman.

         Era un vuelo rutinario, pero, por razones desconocidas, el aparato se precipitó en las aguas de la bahía y Tilman murió ahogado, mientras que el piloto sufrió heridas leves.



         Esta es la triste historia de este joven piloto de 28 años que fue enterrado en el cementerio civil de Alcudia. Tenía un hermano menor que, con el tiempo, llegó a convertirse en el famoso explorador y montañero Harold William Tilman (Bill Tilman), cuya apasionante biografía merece un artículo específico.



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