D. Mario Maganto, incansable buscador de noticias de nuestra zona en antiguas publicaciones, nos ha remitido ahora una página de la revista Mundo Gráfico, de 15 de octubre de 1930, en la que aparecen imágenes de diversos espectáculos taurinos celebrados en Zuera, Sevilla, Valencia y Borja. En este último caso, son cuatro las fotografías que inserta, con la firma “Martínez” que, sin embargo, no nos eran desconocidas.
Las mismas fotos, junto con otras del
desarrollo de los festejos, habían aparecido en Heraldo de Aragón,
aunque firmadas por “Cuarte”. Fue D. Juan
María de Ojeda Castellot quien localizó, hace cinco años, este ejemplar del
Heraldo, que tuvo para nosotros un interés muy especial porque, a través de él,
pudimos identificar a los diestros que habían toreado ese año, cosa que ignoramos
cuando en Cuadernos de Estudios Borjanos LII (2009) dimos a conocer los
nombres de todos los matadores que habían toreado en Borja, salvo en el caso de
ese año de 1930.
Desde 1923, Borja disponía de una plaza
estable, construida por iniciativa privada que estaba ubicada en el solar
donde, más tarde, se construyó el Grupo Escolar. Tuvo una vida efímera y su
primera etapa se interrumpió en 1925. Fue en 1930 cuando las corridas se
reanudaron, siendo Alcalde D. Juan Antonio Alzola, con dos novilladas en las
que, gracias a la crónica antes citada, pudimos saber que habían toreado los
novilleros aragoneses José Royo Turón “Lagartito II”; Ángel Lahoz “Jardinerito”
y Manuel Compes “Manolé”.
José Royo Turón “Lagartito II” había
nacido en Belchite en 1906. Era hermano de Francisco Royo, “Lagartito”, dotado
de mayores facultades que José, lo que le permitió tomar la alternativa en
1926. “Lagartito II” debutó en Maella en 1925 y poco después se presentó en
Zaragoza. Ya con picadores actuó en varias plazas, entre ellas la de Madrid, el
16 de marzo de 1930, donde resultó cogido. A raíz de ello, anunció su retirada,
aunque retorno sin éxito a los ruedos en 1931. Sin embargo, el hecho de que
estuviera presente en Borja en diciembre de 1930, viene a contradecir esa
supuesta retirada de la que hablaba el marqués de la Cadena (Don Indalecio), autor
al que recurrimos para conocer todos estos datos.
Manuel Compes “Manolé” nació en el Arrabal
zaragozano en 1905, debutando como novillero en 1926. Su carrera fue brillante,
cosechando triunfos resonantes, destacando también por sus cualidades a la hora
de matar. En Borja resultó cogido esa tarde, aunque no debió ser muy grave el
percance, dado que continuó actuando en otras plazas. Sin embargo, su carrera
se truncó al año siguiente, como consecuencia de una enfermedad que le ocasionó
la muerte el 6 de agosto de 1931, dejando un buen recuerdo, tanto como torero
como por la modestia y bondad que le caracterizaron.
Ángel Lahoz “Jardinerito” nació en
Zaragoza el 5 de octubre de 1910. Debutó en el coso de la Misericordia el 12 de
julio de 1928. Era un novillero valiente que arriesgaba mucho, sufriendo
frecuentes contusiones y heridas no siempre ocasionadas por las reses, dado que
también fue atropellado por un coche en la capital aragonesa. A Borja llegó
cuando su estrella comenzaba a declinar y repitió en nuestra plaza en 1931.
Esta segunda actuación tuvo lugar, tras su presentación en Madrid el 17 de
septiembre de ese año. La buena impresión que causó hizo posible que volviera a
torear allí el día 27, por lo que “Don Indalecio” le auguraba que la temporada
de 1932 podía ser la de su consagración. Pero su trayectoria profesional también
se truncó a causa de una enfermedad que venía arrastrando y falleció el 29 de
noviembre de 1934, víctima de la tuberculosis, cuando acababa de cumplir los 24
años.
Las dos novilladas, tuvieron como “Presidentas
de Honor” a unas “bellas jóvenes”, como entonces se decía, ataviadas con
mantilla o sombrero cordobés. Estas fueron las de la primera novillada, aunque
debemos señalar que no conocemos el cartel de ambos espectáculos y, aunque fueron
dos mano a mano, no sabemos si hubo un cuarto diestro, lo que no parece
probable, por lo que uno de ellos debió actuar las dos tardes.
En Mundo Gráfico se especifica
que estas otras señoritas fueran las presidentas de la segunda novillada, las
tres con mantilla que, como las anteriores, unas eran “españolas” y otras con
madroños o “goyescas”.
Las mantillas eran el atuendo propio de
las “Presidentas”, pues otras jóvenes captadas por el fotógrafo en las
barreras, no las llevan, aunque apoyan sus brazos en lo que parecen ser los capotes
de paseo de los novilleros.
Cuando publicamos, por vez primera, las
fotos, nos decía Juan María que algunas de esas jóvenes eran fácilmente
identificables, pero hemos olvidado los nombres de las que nos indicó. Es
posible que ahora podamos recordarlas.
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