sábado, 10 de junio de 2023

Militares británicos el cementerio civil anglicano de Málaga

 

         Hoy queremos comentar la existencia en Málaga del que fue el primer cementerio anglicano creado en España. Conocido también como “cementerio inglés” o “cementerio de San Jorge”, alberga en su interior varias tumbas de militares británicos, pero también de marinos alemanes, a las que haremos referencia mañana.


         La iniciativa de crear este cementerio partió de Mr. William Mark, cónsul británico en Málaga quien, consciente del problema que representaban los enterramientos para la colonia de su país establecida en la ciudad, cada día más numerosa, decidió adquirir en 1829 un terreno en el que se construyó el cementerio, inaugurado en 1831. Hay que recordar que Mr. William Mark había servido, como contador, en la Royal Navy y había contraído matrimonio en Gibraltar.

 

         Aunque antes de terminar las obras fue enterrado el marinero George Stephens, miembro de la dotación de un bergantín que cargaba cítricos y pasas. Pero, tras la terminación de las obras, fue el de Robert Boyd, un joven inglés que había participado en el pronunciamiento del general José María Torrijos. Tras su fracaso, Torrijos y 48 de sus compañeros fueron fusilados en la playa de San Andrés de Málaga el 11 de diciembre de 1831, como inmortalizó el gran lienzo de Antonio Gisbert Pérez, que se conserva en el Museo del Prado. Robert Boyd es el joven alto, rubio o pelirrojo, que con chaleco claro aparece en el centro de la imagen teniendo las manos atadas.

 


         El joven inglés fue enterrado en el primer recinto, la parte más antigua del cementerio, y cada año la asociación histórica “Omar Torrijos” y el propio cementerio le tributan un homenaje, como muestra esta imagen del diario La Opinión de Málaga.

 

         El joven inglés fue enterrado en el primer recinto, la parte más antigua del cementerio, y cada año la asociación histórica “Omar Torrijos” y el propio cementerio le tributan un homenaje, como muestra esta imagen del diario La Opinión de Málaga.

 

         Sydney Knowles sirvió como buceador en la Roya Navy, durante la II Guerra Mundial, formando pareja con el Capitán de Corbeta Lionel Crabb. Destinados en Gibraltar tuvieron que hacer frente a las incursiones de los buceadores italianos que partían de una base clandestina en Algeciras, episodio relatado en la novela El italiano de Arturo Pérez Reverte que conocen muchos de nuestros lectores. Tras abandonar la Royal Navy, creó su propia empresa y terminó estableciéndose en Torremolinos. Como se indica en su lápida escribió la obra A diver in the Dark (Un buceador en la oscuridad) en la que relató sus experiencias.

 



         Decíamos antes que se conserva, prácticamente intacto, el primitivo recinto funerario, donde está enterrado Robert Boyd, y en el que la mayoría de las tumbas presentan un curioso aspecto, al estar recubiertas por conchas.

 


         Ya, en la parte nueva, se encuentran enterrados algunos personajes muy conocidos como el gran hispanista Gerald Brenan “Amigo de España”, junto con su esposa .

 

Más sorprendente resulta encontrar allí la tumba del poeta Jorge Guillén (1893-1984), por tratarse de un ilustre representante de la “generación del 27”, nacido en Valladolid. Pero fue él quien pidió ser enterrado en este lugar, tras quedar fascinado por el perfecto nexo de unión entre culturas, religiones y ritos funerarios diferentes que configura el Cementerio Inglés de Málaga.

 

En el cementerio inglés existen cuatro tumbas correspondientes a tres miembros de la RAF y uno de la Royal Navy, fallecidos durante la II Guerra Mundial, cuyos cuerpos fueron recuperados en las costas malagueñas y enterrados definitivamente en este cementerio el 2 de abril de 1946. Los aviadores son:

Sargento Francis William Calladine. Operador inalámbrico y artillero aéreo. 179 Escuadrón, Reserva de Voluntarios de la Royal Air Force. Murió el  31 de diciembre de 1942.

         Oficial de vuelo John Macgregor Maughan Patterson, Real Fuerza Aérea Australiana, murió el 9 de enero de 1942, a la edad de 25 años. Hijo de John R. Patterson y Hilda Gorton Patterson, de Ivanhoe, Victoria, Australia.

Sargento Albert Arthur Ross, operador inalámbrico y artillero aéreo, 179 Escuadrón, Reserva de Voluntarios de la Royal Air Force, murió el 3 de junio de 1943, a la edad de 35 años. Hijo de John y Mary Sands Ross; esposo de Mary Kathleen Ross, de Eltham, Londres.

En cuanto al marino, se trata del Comandante Wallace Douglas Stranack, miembro de la dotación del HMS Manchester, murió el 23 de julio de 1941, a la edad de 45 años. Hijo de Wallace y Kate Stranack; esposo de Grace Stranack, de Southsea. Hampshire. Había participado también en la I Guerra Mundial.

         Queremos recordar que el HMS Manchester fue un buque de la Royal Navy, clasificado como crucero ligero, que entró en servicio el 4 de agosto de 1938. Tras desempeñar diversos cometidos durante la II Guerra Mundial, en agosto de 1942 fue comisionado para participar en la escolta de un convoy que debía llevar suministros a la sitiada isla de Malta. En la noche del 13 al 14 de agosto fue atacado por dos lanchas torpederas italianas y uno de los torpedos impactó en la sala de máquinas del buque, ocasionando la muerte de un oficial y nueve marineros. El comandante del crucero, evaluando erróneamente la situación del mismo, ordenó el abandono y su hundimiento con cargas explosivas. Según las informaciones recabadas, sólo se ahogó un miembro de la dotación cuando trataba de llegar a nado a la orilla; posiblemente es el enterrado en Málaga. El comandante y varios oficiales fueron juzgados en un Consejo de Guerra que les impuso severas condenas.

 


         En el cementerio existía un edificio de gusto neoclásico cuya función original no nos consta. Pero, cuando la Constitución de 1869, promulgada tras la revolución de 1868 que acabó con la monarquía de Isabel II, estableció la libertad de culto en todo el territorio nacional, ese edificio se convirtió en la iglesia anglicana de Saint George, que fue la primera fundada en la España peninsular.

 


         El cementerio, que era propiedad del Gobierno británico, fue cedido a una Fundación que encargó de su cuidado a la iglesia anglicana. Junto a la verja de acceso, lo que fue casa del guarda, se ha convertido en centro de recepción y venta de recuerdos. 



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