Fuimos a Alberite de San Juan a asistir
a la inauguración de la exposición de una de las grandes artistas aragonesas,
Julia Dorado, lo que ya constituía un extraordinario aliciente. Habíamos anunciado
que el acto tenía, como complemento, la presentación del último poemario de Celia Carrasco Gil, una
poetisa que no conocíamos (pedimos perdón por nuestra ignorancia). Nos la
presentó, nada más llegar, Miguel Ángel Domínguez y su hija Marta, la directora
de ese Espacio Cultural Huecha, que no nos cansaremos de loar.
No sabemos lo que tienen los genios que, su sola presencia, irradia una magia que inunda su entorno y alcanza el interior de quienes están preparados para dejarse arrastrar por su influjo. Sin duda, ese es el caso de esta joven escritora de la que, sin conocer su obra, quedamos profundamente impresionados.
Es cierto que el caso de Celia es
excepciona. Nacida en Tudela en 2000 y, por lo tanto, casi paisana nuestra, cursó
el Bachillerato en el IES “Benjamín de Tudela”, obteniendo el Premio
Extraordinario en 2018. Extraordinario también, como profesor, fue su padre que
tanto influyó, junto con su madre, en su vocación literaria y a quien tiene siempre
presente.
De su precocidad como escritora constituye
una buena muestra el que, antes de finalizar el Bachillerato obtuvo el Primer Premio
de Relato Corto en castellano, convocado por el Ayuntamiento de Castellón.
Cursó el grado de Filología Hispánica
en la Universidad de Zaragoza, donde fue alumna de otro gran poeta, el Prof. D.
Alfredo Saldaña, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada,
que tanto ha influido, junto con otros autores, en su trayectoria poética y es
quien ha prologado el poemario que se presentaba en Alberite de San Juan.
Pero, hasta llegar a este momento, Celia había dado sobradas muestras de su precocidad como poetisa (o poeta como se definieron en Alberite a largo de la tarde). Pero la precocidad es una mera cuestión cronológica que puede no decirnos nada salvo que, como este caso, vaya acompañada de un talento extraordinario.
Corresponde a Trinidad Ruiz Marcellán
el mérito de haberlo descubierto, como relató en el acto que estuvo presentado
por Marta Domínguez, quien justificó la razón de la presencia en el mismo de Celia
Carrasco.
Prácticamente, acababa de comenzar su carrera cuando, con apenas
19 años, Celia se puso en contacto con la Asociación Cultural Olifante, para
presentarles un poemario que llevaba por título Entre temporal y frente.
Trinidad que es una experta en estas lides se percató inmediatamente del valor de lo que había llegado a sus manos y, ella misma ha recordado “el momento en el que pude bucear en su poemario y reconozco que me invadió tal enorme sentimiento de adicción literaria que no pude parar de leer aquel maravilloso borrador que había recibido”.
La madurez
que demostraba en el uso del lenguaje; la sensualidad y la belleza palpable y
visible en cada verso; esa musicalidad con la que te envolvía y embelesaba en
un mundo de dolor, esperanza, luz; evolucionando con su crecimiento vital, pero
dejando la puerta abierta a no perder contacto con el pasado, la infancia y los
orígenes de la experiencia, fueron determinantes a la hora de dar a luz el
libro en su colección “Papeles de Trasmoz”, consciente de que, “
definitivamente, estaba ante algo y alguien de otra naturaleza”.
Que Trinidad no se equivocaba (cosa por
otra parte difícil) vino a demostrarlo que, poco después que el libro, ese
“sueño hecho papel”, quedara finalista del Premio Nacional de Poesía Joven
Miguel Hernández 2021.
Fue el primer galardón, pero no iba a
ser el último pues, al año siguiente, Selvación obtuvo el XXII Premio de
Poesía Joven Gloria Fuertes) y, en 2002, publicó Limos del cielo, una
recopilación de sus poemas escritos desde 2016.
Al finalizar el grado, Celia marchó a
Salamanca para cursar, en su universidad, el Máster en Literatura Española e
Hispanoamericana, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Su estancia
en esa hermosa ciudad fue determinante a la hora de inspirar esa nueva obra que
presentaba con el título de Rupestre.
Editada de nuevo por Olifante y
prologada por Alfredo Saldaña, con un texto de María Ángeles Pérez López, otra
extraordinaria poetisa que ha sido su profesora en la Universidad de Salamanca,
Rupestre es una obra de madurez, si ese calificativo puede aplicarse al trabajo
de una joven de 23 años (no sabemos si los ha cumplido o está próximo a ello).
La tarde se hizo Poesía en Alberite,
escuchando a Celia relatar el sentido de sus versos, tan bien descritos por la
Profª. Pérez López y por el Prof. Saldaña que destaca la penetrante conciencia
expresiva de Celia, de la que afirma que “halla su luz más honda en el
formidable océano del lenguaje”.
Pero, el momento culminante fue, cuando
ya declinaba el sol y pudimos disfrutar de sus versos, en la voz de Marta, de
Trinidad y de la propia Celia que cerró su intervención con ese “Cántico es(pi)ritual”,
en el que se acerca a San Juan de la Cruz, con un maravilloso diálogo entre el
Alma y el Verbo, haciendo uso incluso de su métrica. Una maravilla.
Miguel Ángel Domínguez le hizo entrega
de bellísimo regalo. Un libro escrito con su hermosa caligrafía en el que sus
poemas son ilustrados con una selección de su obra gráfica. Y lo firmaron ambos
autores.
Celia marcha ahora a Canadá, para
trabajar en su tesis doctoral que, también versa sobre Poesía. Se le preguntó
si ello iba a representar una interrupción en su producción literaria. No lo
creemos, porque en aquel país encontrará, sin duda, múltiples fuentes de
inspiración.
A nosotros nos quedan los libros que
amablemente nos dedicó y cuya lectura recomendamos a todos los que nos siguen,
así como aquellos poemas suyos que han sido ya recogidos en varias antologías:
como Todos los dioses. Antología panhispánica de poetas jóvenes del siglo
XXI y Apostasía de la palabra. Deconstrucciones de las artes visuales y
escritas en el siglo XXI.
El que su poema “Granada” tenga una versión en minicómic del ilustrador aragonés Josema Carrasco o que textos suyos hayan sido musicalizados por el compositor catalán Pere Soto en la obra Lunática Chispa de Lianas, y por el músico navarro Miguel Tantos Sevillano. en el espectáculo de jazz y poesía Lenguajes, son otras muestras de que nos encontramos ante una autora llamada a ocupar un lugar muy destacado en la Literatura española del siglo XXI. Estamos seguros de ello.
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