martes, 13 de junio de 2023

El fantasma de la isla de Cabrera

         Ayer hicimos referencia a los numerosos soldados franceses que, tras ser hechos prisioneros durante la Guerra de la Independencia, terminaron muriendo en aquel gigantesco campo de concentración en el que se convirtió la isla de Cabrera. Pero, allí, hay también un pequeño cementerio, de fechas posteriores al del citado conflicto, en el que sólo fueron sepultadas dos personas.


         Uno de ellos era el suboficial de la Luftwaffe Johannes Böckler, de 21 años, que formaba parte de la tripulación de un avión Dornier Do-217 E-5, perteneciente al III/Kampfgeschwader 100 (KG 100), con base en Istres (Francia).

 

Los Dornier Do 217 fueron unos bombarderos pesados que entraron en servicio en 1942, para complementar a los Heinkel 111 y Junkers Ju 88, a los que superaban tanto en velocidad como en capacidad de carga. De los nuevos Dornier se hicieron varias versiones, siendo la E-5 una de las últimas. 


Por su parte, la Kampfgeschwader 100 (KG 100) fue un ala de bombarderos pesados que fue la primera unidad de aviación militar en utilizar una munición guiada con precisión (la bomba deslizante antibuque Fritz X). Estuvo integrada por varios grupos, el III al que pertenecía el avión en el que volaba Johannes Böckler, terminó teniendo su base en Istres y el 9 de septiembre de 1943, uno de sus aviones, al mando de Bernhard Jope, fue el que hundió al acorazado italiano Roma, precisamente con una de esas grandes bombas Fritz X, como ya comentamos en un artículo publicado aquí, con ocasión de nuestra visita a la isla del Rey de Menorca, en cuyo hospital hay unas salas dedicadas a las víctimas de Roma.


El 1 de abril de 1944, uno de esos Dornier, pilotado por Hans Kieffer, volaba en dirección a la costa de Argelia para atacar a un gran convoy aliado que se había detectado en las inmediaciones del cabo Ténès.

 

Al sobrevolar las Baleares, falló uno de los motores y terminó estrellándose cerca del faro de N'Enciola al sur de la isla de Cabrera. Aunque los cuatro tripulantes pudieron saltar, solo sobrevivió el piloto que fue rescatado por unos pescadores. El cadáver de Johannes Böckler fue encontrado más tarde, siendo enterrado en el pequeño cementerio de Cabrera. Días más tarde, apareció en una playa de Mallorca el cadáver de Peter Brühl, que fue sepultado en Palma. Del cuarto tripulante nada se supo.

 

         En aquel pequeño recinto reposaron los restos del joven aviador, bajo una cruz rotulada con el nombre de Joanes Bochler (en lugar de su nombre real de Johannes Böckler) y la fecha de su muerte. Al lado de su tumba había otra con un cadáver no identificado que la mas arrojó a las costas de la isla. Para algunos, era el de un pescador ahogado, pero es raro que nadie reclamara sus restos. Otros afirman que son los de un campesino, conocido como el “Lluent”, que murió de infarto de miocardio.

 

         Pero, en 1982, funcionarios alemanes procedieron a exhumar los restos del aviador para trasladarlos al nuevo cementerio militar alemán de Cuacos (del que publicamos ya un reportaje) donde está enterrado bajo una cruz de piedra, de características similares a las otras, con el nombre correcto, su graduación y las fechas de su nacimiento y muerte, a través de las cuales hemos podido comprobar que aún no había cumplido los 21 años (le faltaban dos meses). 


         En Cabrera quedó la cruz de su antigua tumba, ya caída (nos dicen que esta foto es posterior a su exhumación y que ya ha desaparecido) y, entre los soldados que guarnecían la isla, nació la leyenda de un fantasma que se les aparecía, tanto de noche como de día. Comoquiera que todo comenzó tras el traslado de los restos a Cuacos, decían que se había producido un error y, en lugar de retirar los restos del aviador, se habían llevado los de la tumba vecina. Tan insistentes eran esos rumores que la embajada alemana tuvo que confirmar que la identificación no ofreció ninguna duda, por lo que era preciso descartar ese supuesto error.


 

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