Ya comentamos que Guillermo Carranza ha estado recientemente en Zamora, ciudad preciosa que es preciso visitar con detenimiento. De allí nos trajo las vistas de los vandalizados jardines de Magallón. Pero, las obras hidráulicas constituyen uno de los temas de especial interés para Guillermo. De ahí, que prestara especial atención a las aceñas del Duero. El término “aceña” define los molinos situados en el cauce de un río y movidos por la fuerza de su corriente.
En Zamora existen cinco grupos de
aceñas. Junto al casco urbano se encuentran, siguiendo el curso de la
corriente, las de Pinilla, Cabañales y Olivares. Aguas abajo se encuentran las
de Gijón (que dan nombre a esta imagen que puede inducir a error) y las de Los
Pisones.
Esta son las aceñas de Pinilla, junto
al puente del ferrocarril, que eran propiedad del cabildo catedralicio y en
cuyas proximidades hay ahora un excelente restaurante.
También eran propiedad del cabildo las
de Cabañales de las que, junto al panel explicativo, nos ha traído Guillermo
esta bonita fotografía con la ciudad al fondo.
Pero, las más llamativas y las que,
personalmente, más nos gustan son las de Olivares que, tras quedar arruinadas y
a punto de perderse, fueron restauradas en 2006, por iniciativa del
Ayuntamiento de Zamora, bajo la dirección de los arquitectos D. Francisco
Somoza y D. Pedro Lucas del Teso, cuyo trabajo fue objeto de uno de los premios
de Europa Nostra.
En el interior de las mismas se han
recreado los tres ingenios que eran movidos por la fuerza motriz de las aguas.
El más habitual un molino harinero, con todos sus elementos y que se tiene el
proyecto de poner en funcionamiento real.
El otro era el batán, un ingenio formado por unas mazas de
roble, que movidas por una rueda, golpeaban los tejidos de lana para aumentar
su fortaleza y dotarlo de un tacto agradable. Este proceso se llamaba
“abatanado”.
El otro ingenio era el martinete, el
que la rueda, impulsada por el agua, movía un gran mazo que golpea sobre un
yunque para forjar metales.
La parte de arriba de estas aceñas se ha musealizado. En la
conocida como “La Primera” se muestra la importancia de los ríos en la
evolución de las civilizaciones. En la segunda, llamada “La Manca”, se explica
los beneficios económicos derivados del río y los diferentes tipos de molinos,
así como la manera en la que se trabajaba en las aceñas. Finalmente, en la
llamada “La Rubisca” se informa sobre la historia de Zamora en el siglo de Oro
y, de manera especial, sobre la creación y funcionamiento de estas aceñas.
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