Un lector nos ha recriminado que el pasado día 21 no recordáramos la fiesta de San Luis Gonzaga, de tanta tradición en nuestra ciudad. Es cierto, aunque revisando nuestro blog podrá comprobarse que, en distintas ocasiones, hemos comentado aquella gran fiesta de la Congregación Mariana y, posteriormente, su elección como Patrono de la Policía Local, aunque en lugar de su imagen utilizaran la de otro joven santo jesuita, San Estanislao de Kostka, como hicimos notar el año pasado.
Para no incurrir en su enfado, queremos
destacar que San Juan Bautista es fiesta votada en Borja, desde que el 24 de
junio de 1657 sus vecinos, junto con las autoridades de la ciudad, hicieron
voto solemne de celebrar la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista que hoy
conmemora la Iglesia.
La razón que les impulsó a tomar esa
decisión fue la tremenda pedregada que había caído sobre nuestra ciudad,
arrasando por completo todas las cosechas, con lo que eso significaba en aquellos
tiempos. Por ello, decidieron encomendarse al Santo para que, en el futuro, no
padecieran una calamidad semejante y, probablemente, por la misma causa aparece
representado en el retablo mayor de Santa María, junto con San Sebastián,
abogado protector contra la peste.
Desde entonces, se celebraba una Misa Solemne y procesión con la imagen de “San Juanico” que el Alcalde conservaba en su despacho. Asistía la corporación municipal en pleno, bajo mazas, hasta que, a finales del siglo XX, olvidaron este y otros votos semejantes, a pesar de que su cumplimiento obliga en conciencia, salvo que sean expresamente dispensados, cosa que no ha ocurrido.
Más tarde, el pobre “San Juanico”,
junto con San Roque (otra fiesta votada), fueron retirados de la Alcaldía
(¿molestaban?) y, sin atender a razones ni tradiciones, fueron llevados al
Museo de la Colegiata, donde tras deambular por varios lugares, acabaron
teniendo lugar propio donde esperan su retorno a la Casa Consistorial, porque
los exilios no suelen ser eternos.
Del San Juan, que también era celebrado
en el barrio al que da nombre, sólo quedó su exposición durante unas horas, en
el lugar donde estuvo su hornacina, y una hoguera que se encendía en el
estanque de Sayón.
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