La isla de Alborán, cuya superficie no llega a un kilómetro cuadrado (600 metros de longitud), es un islote español situado en el mar al que da nombre, entre Almería (de cuyo municipio forma parte) y la ciudad autónoma de Melilla. Dada su estratégica posición está habitada por un destacamento de Infantería de Marina.
La construcción más importante es el
faro que, hasta épocas recientes, estuvo a cargo de un farero que residía allí
de forma permanente. El edificio que rodea al faro sirve ahora de alojamiento
al destacamento de infantes de Marina, que están enlazados con el territorio
peninsular por medio del helipuerto en el que pueden aterrizar los helicópteros
de la Armada que traen los suministros y relevos. Hay también un pequeño puerto
y, en la zona señalada por un círculo rojo en la foto, se encuentra el pequeño
cementerio.
Restaurado en 2004, solo acoge tres
tumbas. Las dos de la izquierda son de Isabel Espinosa Heras, suegra de un
farero, fallecida en 1910 y de Antonia Fernández de Somavilla, esposa de otro
que murió en 1920. La otra corresponde a un cadáver de una persona desconocida
que el mar arrojó en la isla en agosto de 1943 y que, con muchas probabilidades
es el de aviador alemán Walter Laterner, aunque por no poder ser verificada su
identidad, no fue trasladado al cementerio alemán de Cuacos.
Formaba parte de la tripulación del Junker Ju-88 Wnr. 822185 que,
con otros aviones de la Luftwaffe, atacó el 13 de agosto de 1943 al convoy
aliado MKS-21, integrado por 32 barcos, con carga diversa, que navegaba en
dirección a Gran Bretaña.
Tuvo que amerizar frente a la costa almeriense, cerca de El
Palmeral, falleciendo tres de los miembros de la tripulación. Sobrevivió,
aunque herido, el piloto Helmut Frommhold.
El 2 de septiembre aparecieron en las costas de Málaga los
cadáveres de los suboficiales Erhard Güstrau y Gerhard Schreiner, que fueron
enterrados en Roquetas de Mar. En la actualidad, en el cementerio alemán de
Cuacos hay dos cruces con sus nombres y las fechas de nacimiento y muerte, pero
comoquiera que en ellas se hace constar I.M. (In memoriam) quiere decir que sus
cuerpos no reposan allí, posiblemente porque no fueron encontrados en Roquetas.
El cuarto tripulante era el mencionado Walter Laterner,
segundo piloto. Comoquiera que el cadáver que llegó a Alborán vestía el
uniforme de vuelo de la Luftwaffe, hay muchas posibilidades que sea el que está
enterrado en el pequeño cementerio de la isla, aunque “oficialmente” se le siga
dando por desaparecido.
No queremos dejar de comentar la leyenda en torno a una
cuarta tumba, situada en un paraje desconocido del islote, en la que
supuestamente está enterrado el pirata tunecino Al-Borany que allí tenía su
base de operaciones y que, según algunos, fue quien dio nombre a esta isla española.
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