Ayer publicamos imágenes de las aceñas existentes
en el río Duero, a su paso por Zamora, que nos trajo Guillermo Carranza. Eran edificaciones
de piedra en cuyo interior se encontraban los tres tipos de ingenio que
describimos: molinos harineros, batanes y martinetes.
Pero, existieron aceñas instaladas en pontones, como las que aparecen en esta fotografía realizada en Lyon, a comienzos del pasado siglo.
También las hubo en otros grandes ríos
europeos. Este grabado de 1531, muestra un grupo de las que, por entonces, se
encontraban fondeadas en el Rhin. Es lógico pensar que, en épocas de crecida de
las aguas, podrían ser retiradas para evitar que fueran destruidas.
Eso el lo que ocurrió en Novillas, en
1871, cuando una avenida del Ebro se llevó la aceña que había allí con un
molino harinero, así como el puente de barcas. Tanto la aceña (a la derecha)
como el puente de barcas, aparecen en este mapa de 1868 que ha encontrado
Guillermo Carranza.
Como puede apreciarse, estaba formada
por dos barcas o pontones de diferente tamaño que sustentaban el eje de la
rueda y el molino, que estaba en la de mayor tamaño. En el tercer volumen de la
serie sobre el Patrimonio Hidráulico en el Huecha, que ya ha terminado, Guillermo
ha documentado que, entre 1852 y 1858, la aceña era propiedad de Luis Lanaspa,
al que en 1859 sucedió Joaquín Achón «tratante
en maderas del reyno» y, al año siguiente, se hizo cargo de ella Francisco
Mendívil, un conocido propietario de la localidad. Finalmente, antes de su
desaparición era, desde 1878, de Leonardo Cabrejas Lalaguna.
Como puede apreciarse el trabajo de Guillermo Carranza ha
sido sumamente minucioso, como podrá comprobarse tan pronto como sea posible
publicar este tercer volumen de su serie, en el que además se hace referencia a
la existencia, en 1557, de otra aceña en Gallur, que era propiedad de Alonso
González.
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