A finales del siglo XIX, la ría de Arosa (Arousa Bay) se convirtió en fondeadero preferente de la Royal Navy, cuando su flota se desplazaba desde sus bases en el Reino Unido hacia Gibraltar. Este acontecimiento que tenía lugar una vez al año (en enero), convertía la mayor de las rías gallegas en lugar de concentración de un elevado número de unidades navales.
Durante varios días, antes de emprender viaje a su segunda
escala en Lisboa, cerca de 8.000 hombres de las dotaciones de los buques
desembarcaban en Villagarcía, transformando la ciudad, durante los siete días
de estancia, en un lugar de esparcimiento no exento de algunos problemas,
aunque habitualmente la convivencia fue buena y los beneficios económicos que
estas visitas representaban considerables. Políticos y empresarios se volcaron
con los marinos británicos, ofreciendo bailes y recepciones, sin que faltaran
los partidos de aquel incipiente deporte que era el foot-ball.
Pero aquella concentración de buques también daba lugar a
accidentes, tanto durante la estancia en tierra como en el transcurso de
maniobras a bordo, con los inevitables fallecimientos. Ello hizo necesaria la
construcción de un cementerio naval británico, ante la imposibilidad de que
esos hombres pudieran ser enterrados en el cementerio católico de la localidad.
Está situado en Rubiáns, próximo al municipal, y fue inaugurado
en 1911. Sobre la verja de hierro que cierra el acceso aún puede leerse “British
Naval Cemetery” época dorada y sigue siendo propiedad de la Royal Navy.
Se encuentra en Rubiáns, muy cerca del municipal. El solar
que ocupa fue comprado en septiembre de 1910 por el cónsul británico Regynald
Duncan Cameron Walker y el cementerio fue consagrado el 20 de octubre de ese mismo
año.
Mide 28 metros de fondo por 32 de ancho. Tras el portalón de la entrada, que fue diseñado por Eduardo Viqueira Cores y fabricado en Fundiciones Alemparte de Carril, se accede a un pasillo, flanqueado a ambos lados por un jardín, y al fondo se encuentran las 16 tumbas que lo componen.
Los sepultados allí son: el guardiamarina
Hug R. Baldwym; los marineros Percival José, Patrick Healy, A. Hollier, Alfred
Saet y C.G.R. Hodgson (al que corresponde la lápida de la imagen); el
artificiero Harold Mounce; el mayor Richard Warder; los aprendices Cliford
Slade y Jas Maurice Brown; los lugartenientes Foley Wreker y George Osborne; y
el timonel Albert Brand.
Además, de los trece marinos hay enterrados
tres civiles: Mr. Alexander Linsay, cónsul británico en Vigo hasta 1971; su
esposa Irene Amadiós; y Mr. Charles Lessener, un ingeniero de minas, casado en
Villagarcía con Dª. Josefina Porto, el cual se encargó durante mucho tiempo del
cuidado del cementerio.
Durante muchos años desempeñaron este
cometido el matrimonio formado por Ramón Rebolo y Emérita Mouriño. Se jubilaron
en 2009, entregando las llaves al concello de la Vilagarcía.
Comoquiera que el recinto es propiedad
de la Royal Navy, la responsabilidad de su cuidado corría a cargo del consulado
británico y por delegación de la Commonwealth War Graves Comission, una
organización intergubernamental de seis estados miembros independientes cuya
función principal es mantener las tumbas y lugares de conmemoración de los militares
de la Commonwealth of Nations que murieron en las dos guerras mundiales. Sin
embargo, su portavoz para España y Portugal manifestó hace poco la posibilidad
de que la propiedad sea transferida al concello de Vilagarcía.
En diversas ocasiones, dotaciones de
buques de guerra británicos han rendido honores a los allí enterrados. La primera
foto corresponde a la visita efectuada, en septiembre de 2008, por una representación
del HMS Cattistock y las dos siguientes a la del RFA Argus, el 7
de diciembre de 2022.
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