Dejamos pendiente el pasado sábado el recorrido por otros cementerios militares musulmanes que existieron en España, uno de los cuales estaba en este bonito lugar que muestra la imagen. Fue construido entre 1936 y 1937 en Punta Herminia (La Coruña), muy cerca de la Torre de Hércules, en un precioso emplazamiento.
Con apenas 170 metros cuadrados, en él
destacaba la gran puerta en arco de herradura y la cúpula en forma de media
naranja, situada en uno de los ángulos del recinto que, probablemente,
correspondía a un oratorio.
Allí fueron enterrados los soldados
marroquíes que fallecieron, a consecuencia de las heridas recibidas, en el
hospital militar de La Coruña. No
debieron ser muchos ya que, en los libros de registro, sólo se menciona a 27.
Lamentablemente y como muestra de la
insensibilidad española hacia los cementerios militares, pronto quedó
abandonado y solo mereció atención durante la época en la que el Teniente
General Mizzián fue Capitán General de la VIII Región Militar.
Finalmente, se procedió a exhumar los
restos y los que no fueron repatriados se llevaron al cementerio civil de San
Amaro, en un rincón del cual se depositaron en una fosa común, colocando una
lápida (en la pared) en la que puede leerse: “Aquí yacen los restos mortales de
ciudadanos árabes”, sorprendente texto en el que no se menciona su condición de
militares y se confunde una vez más “musulmanes” con “árabes”, algo que no eran
aquellos soldados marroquíes.
En 2006, el Ministerio de
Defensa cedió el antiguo cementerio al Ayuntamiento de La Coruña que los
transformó en la “Casa de la Palabra”. En realidad un jardín, en el que han ido
creciendo las plantas, que fue inaugurada el 1 de diciembre de ese año.
En las paredes del recinto
fueron instalados unos murales cerámicos del artista Xoán Viqueira con textos
en gallego, castellano, gaélico, latín y griego y, tambien, con unas 250
palabras árabes incorporadas al castellano y, por supuesto, al gallego.
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