domingo, 4 de diciembre de 2022

Representación del tiro de barra aragonesa en un bonito lienzo de Luis Taberner

 

        Con ocasión de un evento celebrado en el Hotel “Reyes de Aragón” de Zaragoza, tuvimos ocasión de ver, en su vestíbulo, un lienzo de grandes dimensiones en el que está representado uno de los juegos tradicionales aragoneses, el lanzamiento de barra. Fue una sorpresa, ya que no lo conocíamos y tampoco ha sido objeto de especial atención por parte de quienes se han ocupado de nuestros juegos o deportes.


         El cuadro está firmado por el pintor madrileño Luis Taberner y Montalvo (1844-1900), considerado un buen retratista de la segunda mitad del siglo XIX, entre cuyas obras se encuentra este retrato del empresario santanderino D. Francisco López Doriga y Bustamante, que figura en los fondos del Museo del Prado.

 


         Pero también se especializó en decoración mural y en el antiguo edificio de la Bolsa de Madrid pintó el techo de la llamada Sala de Cotizar, mientras que, en el gran Salón del parquet, representó alegorías de diversas provincias aragonesas, entre ellas Zaragoza.

         Intervino, asimismo, en la decoración del Comedor de Gala de la Capitanía General, con varios tapices de pincel, en 1893. Es posible que entonces se interesara por las costumbres aragonesas, aunque no sabemos, por ahora, el origen del cuadro que estamos comentando.


         Bajo un cielo característico de la pintura de Taberner, a la derecha del cuadro un joven se dispone a lanzar la barra. Va ataviado con el traje regional, con ancha faja y pañuelo en rodete a la cabeza. En el suelo hay una raya blanca que señala el lugar de lanzamiento. Junto a la tapia de un huerto o jardín, le observa un niño sentado. En el porche del edificio que se adivina en un extremo hay una mesa de madera con una jarra ¿de vino) y dos vasos.


         A la izquierda le contemplan otros dos jóvenes con la misma indumentaria y calzados también con abarcas. Uno de ellos lleva manta al hombre y una vara en la mano. La escena discurre en un camino y, comoquiera, que no hay otros espectadores, más parece un ensayo que una competición. En cualquier caso, nos ha parecido interesante y hemos querido dar a conocer esta obra (a pesar de la deficiente calidad de nuestras imágenes), porque creemos que merece ser estudiado con más detenimiento.



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